viernes, 12 de mayo de 2017

La Procesión Marítima de 1946




Después de 61 años, nuestra excelsa Patrona volverá a recorrer las aguas de la Bahía de Cádiz. En aquella ocasión fue celebrando su festividad, realizando procesión terrestre y también procesión marítima. Llego al muelle tras salir de la Catedral a las 18.30 horas. En las filas se contaban por miles las señoras que acompañaban a la Virgen, acudiendo las asociaciones religiosas de todas las parroquias portando sus insignias, las asociaciones del Rosario Perpetuo, la Guardia de Honor del Rosario y las Damas Camareras de la Patrona. Tras ellas se situaba el paso de la Virgen escoltado por seis marineros de la Comandancia Militar de Marina. Tras el paso, el Excmo. y Rvdmo. Sr. Obispo, el doctor Tomás Gutiérrez Díez, acompañado por el diácono de honor, el lectoral don Raimundo Rubio y el canónigo don Antonio Ternero Pérez, y con capas pluviales los Beneficiados Señores Bago y Salado. Le seguían todas las ordenes religiosas y los párrocos y clero de la ciudad. Tras ellos, la Banda de Cornetas y Tambores del Regimiento de Infantería de Cádiz numero 41. A continuación, millares de caballeros de Acción Católica y Caballeros del Rosario con sus respectivas insignias. Finalmente, iba la presidencia oficial, que ostentaba el Gobernador Civil, don Ricardo Zamora García; el Gobernador Militar, don Luis Escassi Osuna; el Comandante Militar de Marina, don José de Dueñas; el Presidente de la Diputación Provincial, don Juan José Lahera de Sobrino; el Presidente accidental de la audiencia, don Pascual Díaz de la Cruz; el delegado provincial del Trabajo, don Pedro Amblés; el Coronel Jefe del Estado Mayor del Gobierno Militar, don José Millán; el Comisario Jefe de la Policía, don Isidoro Gallego; el Teniente Fiscal, el Sr. Bordallo; el Rvdo. P. Fray Ramón González de comunidad dominica, el presidente de la Asociación de Caballeros del Rosario, don Manuel Cerón Bohorquez, además de otras personalidades. Cerraba el cortejo la banda de música de la Obra de Educación y Descanso.


A las 19.45 horas hacia su entrada en el Muelle Reina Victoria la Santísima Virgen del Rosario, donde le aguardaba la barcaza "K" de la Marina de Guerra. El virtuoso gaditano don Antonio Accame había convertido la barcaza en un suntuoso trono para la Celestial Patrona de Cádiz. En la parte central de la embarcación de grandes dimensiones se había levantado un precioso templete a manera de altar, rodeado de candelabros y jarrones adornados con hermosas flores. Rodeando el conjunto, un rico paño de altar bordado en oro. La barcaza había sido alumbrada en todo su conjunto, y la cubierta era  convertida en un salón rodeado de una amplia barandilla circundada de guirnaldas de flores y en los pedestales estaban colocadas unas artísticas farolas. Completando el conjunto, multitud de lanzas que sostenían banderas y gallardetes de los colores nacionales, continuados con otras muchas guirnaldas y diminutas florecillas blancas. La parte de la proa había sido acondicionada para las autoridades y la popa, tras el altar con la Virgen, para el Ayuntamiento bajo mazas, cuya Corporación, presidida por el Alcalde se había incorporado a la procesión cuando pasaba por debajo de las Casas Consistoriales. En las bandas del barco se habían colocado bonitas plantas de salón.

A las 8 y pocos minutos llegó el paso de la Santísima Virgen a la escala del muelle Reina Victoria ante el aplauso y los vítores de la multitud. Inmediatamente se procedió  al traslado de la Patrona en unas pequeñas andas desde su paso hasta la barcaza, a la que accedió mientras sonaban los acordes del Himno Nacional. Una vez depositada la Virgen bajo el templete se situaron a su alrededor seis marineros de la Armada y delante acólitos portando preciosos faroles de mano. Seguidamente subieron las primeras autoridades y el Ayuntamiento bajo mazas a bordo de la barcaza, la cual estaba al mando del Teniente de navío, don José Coello Villarino. El Prelado, revestido con los sagrados ornamentos, paso a ocupar la parte de la proa, al lado de estribor, acompañado de los miembro del Cabildo Catedral y de los representantes de las comunidades y ordenes religiosas, así como de la junta directiva de los Caballeros del Rosario, y en el lado de babor ocupaban su sitio las autoridades civiles y militares que antes hemos citado.  En la popa, tras la Corporación Municipal con sus maceros y clarineros se situaba una sección de la Guardia Urbana con su jefe Luis Machuca al frente. Asimismo embarcaron todas las banderas que figuraban en la procesión.


Delante de la barcaza se situaba el remolcador de la Junta de Obras del Puerto “Eduardo Benot”, cedido por la corporación, cuya junta al completo se encontraba sobre el buque, así como otras representaciones oficiales. Los remolcadores “Ángela Comes” de la Compañía Auxiliar de Comercio y Navegación (AUCONA), y “Torregorda” de la Constructora Naval, se hallaban atracados en lugar inmediato para que los fieles pudieran completar la procesión marítima a bordo de los mismos.

A las 20.15 horas se puso en marcha el “Eduardo Benot”, llevando a remolque a la barcaza “K”, portadora de la Excelsa Patrona de Cádiz. Volvió a sonar el Himno Nacional mezclándose con los vítores y la sirenas de los barcos fondeados en el puerto, ya fueran de bandera nacional o extranjera. Una vez que empezó a surcar el mar la barcaza “K” fue completamente rodeada por multitud de embarcaciones de vela y botes de remo, repletos de numerosos fieles. A bordo del “Benot”, iba situada la banda de música de “Educación y Descanso” la cual interpretó algunos números de música sacra y la Salve popular, que fue cantada por cuantos figuraban en la procesión marítima. En dicho remolcador se habían instalado varios proyectores que iluminaban la barcaza de la Virgen. Las coplas a la Virgen no cesaron durante todo la travesía por la dársena, llagando la procesión hasta la Punta de San Felipe, para regresar seguidamente hacia el muelle. Nuevamente el “Benot” llevo a remolque a la barcaza para facilitar su atraque a la escala. Cuando se hallaba la embarcación a pocos metros del muelle, la muchedumbre que aguardaba la llegada de la Santísima Virgen rompió de nuevo en aplausos y vivas y volvieron a sonar con fuerza todas las sirenas. El atraque en el muelle se hacia a las 21 horas, y sin demora, iniciaba el desembarco las autoridades y la Santísima Virgen que volvería a situarse en su paso.


Una vez iniciada la procesión de regreso, era tal el gentío que los presentes se adentraban en el cortejo y se mezclaban con las representaciones, pugnando por estar los mas cerca posible de la Virgen del Rosario. En torno a las 10 de la noche llegaba la Virgen a Santo Domingo cuyos alrededores se encontraban abarrotados. Las bandas interpretaron el Himno Nacional en el momento en el que la milagrosa imagen era introducida en el templo, y tras el paso, comenzaron a entrar las autoridades. El pueblo presente de manera espontánea le cantaba la Salve a la Virgen, y a continuación, el Padre Predicador de la Novena, Fray José Merino, del Convento de Felguera (Asturias) desde las puertas de la Iglesia se dirigió a la multitud dando las gracias al pueblo gaditano por la demostración de amor hacia su Patrona. 

Por último, el Obispo Tomas Gutiérrez, conmovido ante aquella muestra de fe cristiana, se dirigió elocuentemente a los fieles quienes al terminar dieron numerosos vivas a su Patrona. A las 22.30 con el rezo de la Salve a cargo del Padre Merino dio por concluida esta peculiar procesión de la Patrona.


Bibliografía: Diario de Cádiz y ABC (8 de octubre de 1946), Programa de la Novena de 1946.

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