lunes, 17 de octubre de 2011

La Virgen del Rosario y la epidemia de colera de 1885


Los gaditanos siempre han acudido a las plantas de la Patrona cuando las epidemias o las catástrofes han asolado la ciudad, y siempre ha sido la Virgen del Rosario la que ha salido en procesión o ha realizado triduos de rogativas para que la epidemia menguara. La intercesión milagrosa de la Virgen del Rosario es patente y queda reflejada en los Gozos del insigne gaditano Fray Diego José donde uno de ellos reza así: “Oh Madre de Dios, pues eres de Cádiz la protectora, defiéndenos gran Señora de terremotos y pestes. Que en la vida y en la muerte, hallemos tu protección.”

Esta practica de procesiones y triduos de rogativas está prácticamente en desuso y en el siglo pasado fueron escasas las veces se llevaron a cabo pero en tiempos pasados era habitual acudir a la plantas de la Patrona para invocar su intercesión divina. Así nos queda en las crónicas como la Virgen intercedió por su pueblo en las epidemias de 1646, 1681 o 1730 o como la Virgen intercedió milagrosamente en el maremoto provocado por el terremoto de Lisboa el 1 de Noviembre de 1775, motivo por el cual el Excmo. Ayuntamiento de Cádiz la nombró Patrona 9 días después.

Mas reciente son las epidemias de cólera de 1864 y 1885 donde también la Virgen obró milagrosamente. De esta ultima es de la hablaremos a continuación gracias a las crónicas dejadas por el Diario de Cádiz donde se relata lo acontecido.

El 8 de agosto de 1885 a las cinco de la tarde, salieron de la Catedral las cruces parroquiales, el Cabildo Eclesiástico y el prelado de la diócesis acompañados de infinidad de fieles y con las imágenes de los Patronos. Al pasar por el Ayuntamiento se unieron al cortejo el gobernador civil y el Ayuntamiento bajo mazas. La procesión se dirigió al convento de Santa María para recoger la imagen de Jesús Nazareno y posteriormente a Santo Domingo para incorporar la imagen de Nuestra Señora del Rosario. Ambas imágenes fueron entregadas por los respectivos capellanes. De regreso a la Catedral, las imágenes del Nazareno y de la Virgen del Rosario fueron vueltas hacia las Casas Consistoriales. Las imágenes fueron colocadas en el presbiterio de la Catedral y allí permanecerían hasta que pasase la epidemia de cólera declarada en varias provincias. La procesión finalizó con las coplas dedicadas a la Virgen del Rosario por fray Diego de Cádiz.

El 9 de agosto se celebró una ceremonia religiosa a las plantas de la Patrona, los Santos Patronos y Jesús Nazareno para que la epidemia de cólera no asolara a Cádiz. Después de la solemne misa dirigió la palabra a los fieles el obispo de la diócesis, Vicente Calvo y Valero, que pidió a los gaditanos que rezaran para que Nuestro Señor librase a la ciudad de la terrible epidemia de cólera declarada en varios puntos de España. Terminada la ceremonia, el prelado bendijo a los fieles con el Sacramento en sus manos. Se encontraban presentes la Corporación Municipal y la autoridad militar.

Del 12 al 14 se celebraría Solemne Triduo de rogativas en preparación a la Eucaristía del sábado 15, donde a petición del obispo de Cádiz y concedida por S.S. León XIII, se impartiría indulgencia plenaria a todos los fieles que tomaran la comunión dicho día. Los predicadores del triduo serian: Francisco de Asís Medina, el doctoral Félix Soto y Mancera y el canónigo José María Rancés y Villanueva. Situadas en el presbiterio se encontraban las imágenes de la Virgen del Rosario y de Jesús Nazareno. El triduo, el cual abarrotó la Catedral durante los 3 días, finalizaba todos los días con las coplas de perdón a Nuestra Señora del Rosario. El sábado día 15 a las 8 de la mañana comenzó la Sagrada Eucaristía con la presencia del Ayuntamiento, la Audiencia y otras autoridades. No se recordaba hasta la fecha en Cádiz una comunión como la de aquel día. Más de 8.000 gaditanos participaron del Sagrado Convite donde el obispo, Vicente Calvo y Valero, pidió a seis sacerdotes que le acompañasen para dar la comunión. Agostadas las formas hubo que mandar traer de las iglesias cercanas. Muchas personas, al ver las largas colas para comulgar, se acercaron a la iglesia de Santiago y a la de Santa Cruz para comulgar.

El 1 de Noviembre tras permanecer la imagen del Nazareno y la Virgen del Rosario 84 días en la Catedral, se celebró misa de Te Deum por el fin de la epidemia de cólera con las naves del templo totalmente abarrotadas. Desde las Casas Consistoriales salió el cortejo oficial en el que figuraban el alcalde, el gobernador civil, el almirante, el comandante general, el presidente de la Audiencia y otras autoridades. El presidente de la Diputación por un problema de protocolo marchó directamente a la Catedral. La ceremonia religiosa comenzó con la procesión por el interior de la Basílica con las imágenes de los patronos y el Lignum Crucis. Fue cantada la misa de Eslava y el obispo pronunció un admirable sermón.

El día 2 al finalizar la misa solemne en la Catedral por los difuntos de la epidemia comenzó la procesión de regreso de la Patrona y del Nazareno. Todo Cádiz se dio cita para esta ocasión. Fue un espectáculo conmovedor e imponente ver a la multitud caer de rodillas cuando las imágenes de la Virgen del Rosario y del Nazareno de Santa María comenzaron a bajar las rampas de la Catedral. Junto a las autoridades marchaba el obispo, que iba descalzo, y el Cabildo Catedral. Al pasar frente a las Casas Consistoriales las imágenes fueron vueltas hacia la fachada principal. Terminada la procesión y una vez de regreso a la Catedral, el obispo Calvo y Valero subió al púlpito para dirigir la palabra a los fieles.

A raíz de este acontecimiento se fundo en Santo Domingo la Congregación de Siervas de la Patrona. Esta congregación vino a restaurar la antigua costumbre de pasar a los niños recién nacidos bajo el manto de la Patrona. Los gaditanos, cuando se veían en peligro se acogían bajo el maternal manto de la Virgen del Rosario para que les diera la fuerza y entereza necesaria para afrontarlo.

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