martes, 13 de diciembre de 2011

La Santa Misión de 1965



Dos Santas Misiones han tenido lugar en nuestra ciudad en el siglo pasado, y las dos tuvieron como protagonista a nuestra amada Patrona, la Virgen del Rosario. La primera se realizó en el año 1947 con motivo de su Coronación Canónica, y los frailes dominicos llevaron su predicación por todos los pueblos de la Diócesis, calificándose de éxito rotundo, y con la Virgen del Rosario por bandera. La segunda Misión General se celebró en Marzo de 1965 y su ámbito fue la Bahía de Cádiz y Vejer de la Frontera, aunque la participación de padres misioneros fue mucho mayor. Concretamente: 82 dominicos en Cádiz, repartidos en 30 centros en la ciudad; 10 padres paules en Vejer y 25 de la misma compañía en Chiclana; y 35 misioneros en San Fernando y 15 en Puerto Real, ambos del Sagrado Orden de la Compañía de Jesús. Estas misiones que a continuación detallaremos con detenimiento tenían como Misionera Mayor a nuestra Patrona, quien visito muchos de los centros misionales repartidos por toda la ciudad.



Por si cabe alguna duda detallamos lo que significaban estas Santas Misiones. En el pasado siglo las misiones se llevaron a cabo en el periodo de postguerra desapareciendo antes de los años 70. Su principal objetivo era el de acercar a los ciudadanos a la Fe, que en esos tiempos se encontraba debilitada tras el tormento de la Guerra Civil. Misiones que utilizaron también los políticos de entonces que las autorizaban y donde vertían discursos poco o nada beneficiosos para el principal fin de estas misiones, como profecías apocalípticas de grandes catástrofes o amenazas del retorno de la guerra. Con estos discursos no es de extrañar ver en fotografías de cualquier lugar de España una muchedumbre en cada acto misional que se llevaba a cabo. En las misiones se rezaba y se cantaba a la Virgen y a Jesús Sacramentado, y los sacerdotes misioneros predicaban la palabra en distintos templos y centros misionales repartidos por todas las ciudades.



Esta en cuestión del año 1965 se inició el 8 de Marzo con el recibimiento en Cádiz de los 82 padres dominicos, que partieron desde el Convento de Santo Domingo hasta la plaza de la Catedral donde el Sr. Obispo Mons. Añoveros los recibió y les impuso a cada uno la cruz misional. El cortejo que salió a las 6 en punto con los misioneros y la Virgen de Rosario desde Santo Domingo a la Catedral se formaba de la siguiente manera: Cruz procesional de la Santa Iglesia Catedral, seminario conciliar de San Bartolomé, clero regular y secular de la ciudad, cruces parroquiales yendo los párrocos con capas moradas y padres misioneros, cerrando el cortejo la Santísima Virgen del Rosario en unas andas portada por caballeros del Rosario y acompañada por la Banda de los Flechas Navales. A las 6.30 llegaba a la plaza la procesión acompañada de una multitud de personas que no pudieron acceder a la plaza de la Catedral, que ya se encontraba llena en esos momentos. Allí el obispo de Cádiz y Ceuta pidió al Señor y a la Stma. Virgen del Rosario un abundante fruto para la Santa Misión que acababa de comenzar. Al finalizar el acto y con el canto de la salve entonado por todos los allí congregados, se traslado a la Virgen a la Iglesia de Santiago, donde permanecería toda la noche para comenzar a visitar los centros misionales.



El día 9 la Virgen comenzó a recorrer los centros misionales del casco histórico, pasando por San Agustín y la Iglesia del Rosario para llegar a San Francisco donde pernocto. El día 10 salió en camino de la Iglesia de Ntra. Sra. del Carmen, y seguidamente busco la Parroquia de San Antonio haciendo antes estación en el Convento de las Madres Reparadoras. Ese día estaba prevista una gran misa colocando a la imagen de la Virgen en la puerta de San Antonio, pero la lluvia lo impidió. El día 11 la Virgen partió hacia San Felipe Neri, seguidamente marchó hacia la Iglesia Castrense del Santo Ángel, donde había sido exornado el patio con esmero para recibir a la Virgen, y finalmente llegó a San Lorenzo donde pernoctó. El día 12 llegó a la Iglesia de Ntra. Sra. de la Palma, pasando antes por las escuelas de La Viña. Seguidamente marchó a la Iglesia de Capuchinos y ya bien entrada la noche partió hacia el Convento de la Piedad de las Madres Concepcionistas donde fue recibida con el canto de la Salve por parte de las monjas y donde pernoctó hasta el día siguiente. En la mañana de 13 de Marzo partió la Virgen en Rosario de la Aurora hacia Santa Cruz, y ya por la tarde marchó a Santa María donde hizo estación y llegando seguidamente a la Iglesia de la Merced donde durante toda la noche se hicieron turnos de vela. La Virgen recorrió todos los centros acompañada de muchísimos fieles aunque en algunas jornadas se vieran sorprendidos por la lluvia como en el traslado de San Francisco a El Carmen donde los misioneros sugirieron que solo acompañasen a la Virgen los que gozaran de buena salud ante la impresionante tromba de agua que caía del cielo, aunque el consejo no fue tomado por ninguno de los allí presente y el pueblo volvió a caminar con su patrona sin miedo a la lluvia y a las enfermedades que podrían contraer.



En la jornada del 14 de Marzo la Virgen salió de la Iglesia Merced hacia la Plaza de San Juan de Dios, donde junto con Jesús Nazareno presidió el Magno Vía-Crucis de la Santa Misión. Las imágenes de los protectores de la ciudad fueron colocadas a los lados de la tribuna que presidía el Obispo Añoveros. A los laterales de la plaza se situaron las distintas imágenes de las cofradías de Cádiz que quisieron participar en este Vía-Crucis. Las imágenes que llegaron a la plaza de San Juan de Dios fueron las siguientes: Stmo. Cristo de la Expiración, Ntro. Padre Jesús Afligidos, Ntro. Padre Jesús de las Penas, Ntro. Padre Jesús de la Columna, Stmo. Cristo de las Aguas, Ntro. Padre Jesús Nazareno del Amor, Ntro. Padre Jesús de la Salud, Ntro. Padre Jesús de la Sentencia, Stmo. Cristo de la Piedad, Jesús de Medinaceli, Ntro. Padre Jesús en la Oración en el Huerto, Stmo. Cristo del Descendimiento, Ntra. Sra. de los Dolores (V.O.T.), María Stma. de los Desamparados, Ntra. Sra. del Amparo, Ecce-Mater y María Stma. de las Penas. Al finalizar el Vía-Crucis la Virgen de Rosario comenzó a visitar los centros de extramuro, partiendo junto con el Señor de la Oración en el Huerto hacia la Parroquia de San Severiano, donde pernoctó.



Desde el 15 hasta el 18 de marzo permaneció la Virgen en extramuros, visitando multitud de centro misionales entre los que se encuentra el ya citado de San Severiano, la Parroquia de San José, los Astilleros, los centros escolares Carmen Jiménez y Padre Villoslada, el Cuartel de la Guardia Civil, el colegio de los salesianos, el colegio San Felipe Neri y la Parroquia de Santo Tomas entre otros. Muy emotiva fue la visita a los Astilleros donde fue acompañada por multitud de trabajadores de la factoría que fueron a recoger a la Virgen a la puerta, que llegó con el acompañamiento musical de la banda de cornetas y tambores de los flechas navales. También esperaba a la Virgen el director de la factoría, D. Luis Delgado Leal. La Virgen recorrió todo el centro de trabajo pasando por todos los talleres, para que quedara situada en una amplia zona donde un obrero pronuncio una alocución. También muy emotiva fue la visita a la Parroquia de Santo Tomas, ultimo templo donde pernocto la Virgen en la noche del 17 de marzo. El Padre coadjutor de Santo Tomas hablaba así a sus feligreses el día anterior a la visita: “Mañana, por primera vez en nuestro barrio, nos van a traer a la Patrona” y a renglón seguido, la iglesia rompió en aplausos y en vítores a la Virgen del Rosario.



El jueves 18 de marzo a las 10 de la noche llegaba a Santo Domingo la Patrona acompañada de los fieles de todos los centros de extramuros. Según nos narra la prensa local de entonces, el gentío que acompañaba la Virgen al cruzar los arcos de Puerta de Tierra y al bajar la Cuesta de las Calesas era impresionante, sin que la vista alcanzara ver el final de la marea humana mientas sonaban cantos marianos. En la puerta del Santuario esperaba el prior de los dominicos, que rendía ferviente bienvenida a la Patrona. Acompañaba a la Santísima Virgen el Padre Lledó, director de la Santa Misión, y el Padre Ternero, delegado diocesano y provicario. Finalmente se le canto la Salve a la Virgen en acción de gracias a los ejercicios espirituales que alcanzó la misión. El día 19 tuvo lugar la clausura de la Misión en el Convento de Santo Domingo, oficiando la eucaristía el Sr. Obispo y el 20 la despedida de los padres misioneros.



Pero además de Nuestra Patrona, también tuvo gran protagonismo la imagen de La Galeona, que tenia previsto partir el día 13 de marzo del puerto de Cádiz en el remolcador de la marina de guerra R.A. 4 para llegar a la altura de Lerache, en alta mar, y visitar a la flota que allí realizaba sus labores de pesca, pero una avería impidió. Al día siguiente tras solventarse los problemas, pudo zarpar el barco que llevó a la Virgen a los pescadores para llevarle el mensaje del evangelio junto con los misioneros. La imagen de La Galeona desembarcó en el puerto de Cádiz en la ya madrugada del 18 de Marzo, entorna a la 1 de la mañana. Previamente a arribar a Cádiz, se celebró una eucaristía a bordo del remolcador. En el puerto gaditano se había congregado entorno a 4.000 personas pera ver la llegada de la Virgen que fue recibida con el canto de la salve. Inmediatamente después se organizó la procesión hacia el convento donde formaban parte los misioneros que habían viajado a alta mar con la Virgen. La procesión caminó en silencio por las altas horas y cruzo la virgen el dintel del convento a hombros de los padres misioneros.



Encabezando el articulo vemos una imagen de la Virgen del Rosario por la calle Plocia, de camino a la plaza de la Catedral. En la segunda ilustración corresponde al anverso y reverso de la estampa editada con motivo de la Santa Misión y en la tercera vemos a los padres dominicos participantes en el claustro del convento. En la cuarta fotografía vemos a la Virgen del Rosario en la Plaza de la Catedral, en el recibimiento a los misioneros. En la quinta y sexta imagen, vemos a la Virgen en el Convento de San Francisco, y su posterior traslado a la Iglesia del Carmen, a su paso por la Alameda, bajo una incesante lluvia. La séptima fotografía correspondo a la estancia de la Patrona en la Iglesia de San Lorenzo y la octava a la visita a la Iglesia de Nuestra Señora de la Palma. En la novena imagen se encuentra la Stma. Virgen en la Parroquia de San Severiano. En la décima y onceaba se reproduce la histórica vista a los Astilleros. En la penúltima fotografía se aprecia la llegada de la Virgen a su Santuario tras visitar los distintos centros misionales. Y por ultimo vemos una imagen de La Galeona una vez embarcada en el remolcador que la llevaría a alta mar para visitar a los pescadores.

lunes, 5 de diciembre de 2011

De un grabado a una pintura (II)

En un anterior articulo con este identico titulo, hablamos de un grabado del año 1749 del calcógrafo Delgado, y una posterior pintura fechada en 1765 de Miguel Cabrera, basada en el anterior grabado. En este se repite la historia, una pintura que reproduce un grabado anterior, siendo esta pintura muy desconocida y de la que nunca se había hablado hasta la fecha. Dos historias muy parecidas, encuadras en el mismo periodo de tiempo, y también con un pintor destacado del arte virreinal como protagonista.


El grabado en cuestión es muy conocido y data del año 1755, realizado por el artista González, autor de múltiples grabados. El mismo es una alegoría de la ciudad de Cádiz donde se muestra a todos sus patronos y protectores. Es conmemorativo del Milagro obrado por la Virgen del Rosario sobre la ciudad el 1 de Noviembre del citado año de 1755, cuando detuvo las aguas que avanzaban con gran fuerza para adentrase en tierra firme tras el Terremoto que tuvo su epicentro a pocos kilómetros de Lisboa. A raíz de tan glorioso acontecimiento, el Ayuntamiento refrendó oficialmente el patronazgo que ya ostentaba desde tiempo atrás la Santísima Virgen. El grabado es muy común verlo hoy en día ilustrando muchas de las publicaciones dedicadas a nuestra Patrona o de distinta temática cofrade de la ciudad, pero no lo fue así hasta 1947, fecha en el que el historiador gaditano Augusto Conté Lacave se hace eco del hallazgo de este grabado en un articulo publicado en el Diario de Cádiz el día 4 de mayo del citado año. El grabado se hallaba en una lamina suelta que adornaba un folleto con la siguiente inscripción: “El mas raro ingenio de la devoción. Lo que el cclo discurre cuando por si no puede lo que quiere. Sagrado panegírico que celebró el religiosísimo Convento de Santo Domingo de la Ciudad de Cádiz y en el día que la Hermandad siempre ilustre del Santísimo Rosario hizo la función por el estreno y colocación de la Señora en su nuevo camarín presente el Augusto Sacramento, el Real Senado de la Excma. Ciudad. Dijole el M.R.P. Fray Nicolás Sánchez Cobano, Lector de Teología en el Real Convento de San Pablo Orden de Predicadores, de la ciudad de Sevilla. Se imprimió de orden y a expensas de dicha Exma. Ciudad de Cádiz –Con las debidas licencias necesarias.- En la imprenta de D. Pedro Gómez de Requena, su impresor mayor. Año 1756”

El grabado como comentamos, tiene a todos los patronos y protectores de la ciudad del siglo XVIII, apareciendo en primer término el Nazareno, protector inmemorial de la ciudad, y a sus pies María Magdalena que es protectora desde 1681, tras interceder milagrosamente junto a Jesús Nazareno en la epidemia que sufrió la ciudad. También en primer termino, a la derecha, la imagen de la Patrona, ostentando el patronazgo por parte del pueblo desde 1730, y protectora de la ciudad desde 1646. A los lados de la Patrona y del Nazareno se encuentran los patronos, San Servando y San Germán, sobre los triunfos donde aun los encontramos en su actual ubicación de las Puertas de Tierra. El patronazgo de los Santos Mártires data de 1618. El único ausente es el copatrón de Cádiz, San Francisco Javier, glorioso apóstol de las Indias y Príncipe de la Mar, que ostenta el copatronazgo de Cádiz desde 1706. La Virgen del Rosario y Jesús Nazareno junto con la Magdalena, está rodeados de un rosario sostenido por querubines y corona la parte superior un Ave María. También en la parte superior encontramos dos leyendas: “Iesus Nazarenus Rex Iudeorum, Miserere Nobis” (Jesús Nazareno Rey de los Judíos, Ten Misericordia de nosotros) y “Regina Sacratissimi Rosarii, Ora Pro Nobis” (Reina del Santísimo Rosario, Ruega por nosotros). En la parte inferior del grabado encontramos el escudo de la ciudad dentro de una decorada orla y una leyenda con la inscripción "Emporium Gaditanum, y la ciudad vista desde el puerto de Cádiz. En el puerto vemos 4 triunfos, los dos de lo patronos, que inicialmente fueron ubicados en el puerto y que también aparecen junto al Nazareno y la Patrona en la parte central del grabado, los triunfos datan del año 1705; así mismo deducimos que el que se encuentra mas alejado es el de San Francisco Javier, ya que fue levantado inicialmente en la Puerta del Mar y data del año 1735; y llegamos a la conclusión de que el cuarto es el que un año mas tarde se construiría en honor de la Virgen del Rosario con motivo del milagro obrado en el maremoto, ya que el otro triunfo que existía en la época, el de la Inmaculada Concepción, fue levantado en 1695 y hasta el s.XX su única ubicación fue el convento de los frailes capuchinos.



Ahora vamos con este nuevo hallazgo. A raíz de este precioso grabado se encargaría una obra pictórica posiblemente también costeada por el ayuntamiento, como el grabado. La obra en cuestión fue realizada por el pintor mexicano José de Páez en el año 1770. Este pintor colonial inundó con sus pinturas la segunda mitad del siglo XVIII. Nació en México en 1720, hijo de un maestro de escuela. Páez fue un pintor muy prolífico perteneciente a la generación posterior a Miguel Cabrera (autor del cuadro de la Virgen del Rosario de la Catedral), que realizó excelentes retratos y pinturas de castas, así como composiciones religiosas que fueron en tamaño desde los escudos de monja hasta telas enormes que cubrían paredes enteras. Aunque sus obras están esparcidas en iglesias a través de México y Perú, parecería que su taller en la ciudad de México exportó mucha de su producción. Muere en 1790. El cuadro se titula “Alegoría de la Ciudad de Cádiz con Jesús Nazareno y Virgen del Rosario”, y está pintado al óleo sobre cobre y tiene unas dimensiones de 32,1 por 25,3 cm. Es una reproducción fiel del grabado, conservando todos los elementos y sin ninguna agregación importante a destacar y el autor hace una acertada elección de colores tanto para la orla, como para el interior de la misma, representado a Jesús y a María con los colores propios de la época; el Nazareno de morado y la Virgen del Rosario de rojo y azul. Está firmado en la parte inferior izquierda.

La ultima ubicación de la obra la tenemos en una subasta celebrada el 27 de mayo de 2009, en la casa de subasta Sotheby's, concretamente en la sede situada en Nueva York, dedicada al arte latinoamericano. El precio estimado de venta de dicha obra se sitúo entre 20.000 y 25.000 dólares. Anteriormente había sido adquirido en una subasta también celebrada en esta casa el 1 de julio del año 2000. Desde este blog instamos al Ayuntamiento de Cádiz o a cualquier otra institución de la ciudad, a que esta importante obra vuelva a Cádiz, ya que a parte de ser un gran exponente del arte colonial, representa las mayores devociones de nuestro pueblo y es historia viva de nuestra ciudad.