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jueves, 16 de abril de 2020

La Virgen del Rosario en la epidemia de Cólera de 1854 y el Padre Juan Moreno


Fragmento del grabado conmemorativo de la
inauguración del camarín en 1776
Conocida es la intercesión milagrosa de Jesús Nazareno en la epidemia de cólera morbo asiático que azoto a nuestra ciudad desde julio a octubre de 1854. El día 23 de agosto concluía en el Convento de Santa María una solemne novena de rogativas y en la mañana del 24 se trasladaría la imagen de Jesús Nazareno a la Santa Iglesia Catedral, tras la autorización del Obispo de la Diócesis, Excmo. Sr. D. Juan José Arbolí. Previamente el traslado había sido rechazado por el alcalde Sr. D. Diego de Herrera Dávila basándose en una Real Orden publicada por el Ministerio de Gobernación que prohibía las procesiones de rogativas en las ciudades que hubieran declarado la epidemia. Conocida la negativa, se le envía una petición formal al gobernador civil de la provincia de Cádiz, Sr. D. Francisco de los Ríos Rosas, firmada por mas de doscientos devotos y que recoge que el traslado se realizará “con las precauciones necesarias, cual es el venir por el Campo a una hora temprana y que no moleste el calor ni la afluencia de gente”. Finalmente el traslado es autorizado solo un día antes del previsto. El Señor permanecería en la Catedral situado junto con los Santos Patronos hasta el fin de la epidemia. El Comercio de Cádiz en su edición del día 6 de septiembre recoge lo siguiente: “El culto a Nuestro Padre Jesús Nazareno, cuya sagrada imagen permanece aun en la Santa Iglesia Catedral, es quizás el que mas ha despertado la fe y la piedad de los gaditanos. Lo mismo por la mañana que por la tardes ve allí numeroso pueblo haciendo los piadosos ejercicios, dispuestos con aprobación de nuestro digno prelado, que asiste a ellos diariamente, por los devotos de la misma sagrada Imagen, cuyo celo religioso merece los mayores elogios”.

Grabado de Jesús Nazareno utilizado
en una convocatoria de cultos de 1867
En octubre se da por controlada la epidemia, contabilizándose desde julio a dicho mes 1603 fallecidos más que en el mismo periodo del año anterior en nuestra ciudad. El día 19 se celebraría una misa y Te-Deum en acción de gracias, a la que asistieron la excelentísima diputación provincial, todas las autoridades y corporaciones, los jefes y oficiales de los cuerpos de la guarnición y de la Milicia Nacional y otras personas distinguidas de la ciudad, acompañando el cortejo desde el Ayuntamiento hasta la Catedral un batallón del Regimiento de Infantería de Jaén y cuatro compañías de la fuerza ciudadana. El templo se encontraba suntuosamente adornado y repleto de fieles, destacando la fervorosa plática que entonó con voz conmovida el prelado. 

Grabado de mitad del s.XVIII
El día 24 de octubre a las 6.30 de la mañana el prelado volvería a presidir un Te Deum y a continuación saldría la procesión que llevaría de vuelta al Nazareno a Santa María. La comisión de devotos encargada de los cultos de rogativas al Nazareno publica una hojilla con los fastos a celebrar en la que aparece el orden de la procesión y su recorrido, y cual es nuestra sorpresa cuando vemos que participa la Patrona. “Por disposición de nuestro prelado esta procesión será general, concurriendo el clero parroquial con las cruces y todas las cofradías y hermandades acompañando a las sagradas efigies de Ntro. Padre Jesús Nazareno y Ntra. Sra. del Rosario, la de los Santos Patronos y San Sebastian, abogado especial contra la peste, presidiendo el Ilmo. Sr. Obispo con su Cabildo”, además de 800 devotos con cirios. No sabemos si la Patrona fue trasladada a la Catedral para el Te Deum del día 19 o fue llevada para el celebrado el 24. Y si queda alguna duda de que se tratase de la Patrona la imagen que salio de la Catedral, nos la resuelve el recorrido que es el siguiente: Plaza de la Catedral, calle de Marrufo, plaza de las Tablas (la calle de Marrufo y la plaza de las Tablas conforman hoy en día la plaza de la Catedral), Pelota, Plaza Isabel II (San Juan de Dios) calle del Boquete (Plocia), Convento de Santo Domingo, donde se quedaría la Patrona, Santo Domingo, Campo de la Cárcel (Concepción Arenal), Convento de Santa María, donde se quedaría el Nazareno, y regreso por Santa María, San Juan de Dios, plaza de Isabel II, Pelota, plaza de las Tablas, Marrufo y Santa Iglesia Catedral. Como curiosidad, y de igual modo que en la Madrugada del Viernes Santo, al pasar el Nazareno ante la Cárcel Real fueron puesto en libertad dos presos, previa autorización de los jueces de la ciudad.

Portada, 1854
La intercesión de la Virgen del Rosario en esta epidemia aparece recogida en diferentes publicaciones pero en ninguna menciona nada sobre una posible salida de la Virgen. El padre Fray Ángel Ortega en su libro “Historia documentada de la Imagen y Santuario de Ntra. Sra. del Rosario, Patrona de Cádiz” de 1917, relata lo siguiente en referencia a la fecha que nos ocupa:

“Afligida, empero, la ciudad, en el verano del 54, por el cólera morbo que en breve tiempo arrebato de la existencia más de 1500 victimas, la circunstancia providencial de que comenzara a decrecer en los primeros días de Octubre, mes consagrado a la Virgen del Rosario, y el apostolado del P. Juan Moreno, excitaron la decaída piedad que solo estaba dormida; se restauró la procesión de todos los años y el pueblo sintió renacer en si mismo el amor y el entusiasmo antiguos de su Patrona. Por este tiempo, y con este motivo, comenzose a hablar de la conveniencia de pedir a la Santa Sede la confirmación canónica del antiguo patronato de la ciudad…”

Del mismo modo es contado por Hipólito Sancho de Sopranis en su libro “La Virgen del Rosario, Patrona de Cádiz y de la Carrera de Indias, y su Convento de Padres Predicadores” publicado en 1927.

Volviendo a lo escrito por el Padre Ángel nos centramos en el Padre Juan Moreno. Unos años antes, concretamente el 18 de agosto de 1835 se produce la exclaustración de los dominicos quedando el culto hacía la Virgen del Rosario muy mermado. Durante la ausencia de los frailes el convento pendió de un hilo pues desde el consistorio se pretendía derribarlo para la usar el solar como “estacionamiento de carruajes”, así como estación de ferrocarril, pero la Orden Tercera de Santo Domingo, propietaria de su capilla, y la familia Sopranis, descendientes de D. Antonio Moreno Estopiñán, quien cedió el primitivo solar para la construcción del convento a la Orden de Predicadores con una cláusula de retorno, impidieron el derribo del convento. También se pretendió usar como cuartel de penados. 

Portada, 1854
Durante esos años convulsos destaca la labor del rector del templo Fray Juan Moreno, religioso dominico exclaustrado que queda encargado del templo, y que logra su restauración en 1847 al encontrarse en un estado ruinoso y que impulsa una suscripción popular para la construcción de un nuevo paso para la Virgen en 1852. Además del conocido celo del Padre Juan Moreno con la Patrona es de destacar la labor de este religioso durante la epidemia de cólera, propiciando el uso del antiguo convento para hospital. Con la ayuda del Casino Gaditano prepara las cocinas del antiguo convento para realizar 200 raciones a partir del 15 de agosto. Tal fue la implicación del sacerdote que llega a caer enfermó. Así lo relata la “Memoria de actos filantrópicos del pueblo de Cádiz durante la última epidemia de Cólera Morbo Asiático”:

“Con todo no puede dejarse de notarse el desvelo cariñoso del presbítero don Juan Moreno, encargado de la iglesia de Santo Domingo, el que en el ya mencionado barrio de Santa María y en los otros a este inmediatos, socorrió desde un principio a gran número de familias necesitadas, llevando a los pobres pan y otros recursos que los fieles le proporcionaban. Dotado este virtuoso sacerdote de un corazón extremadamente sensible, no podía ver derramar lágrimas sin tratar de enjuagarlas con palabras de amor y de consuelo; y esto aumentó el aprecio en que se le tenía hasta un punto tal, que causó una impresión dolorosa en todo el vecindario, la noticia de que había sido invadido del mal del que curó felizmente.”

Una de las primeras fotografías que
existe de la Virgen del Rosario
Un año después, en 1855, el que fuera cura ecónomo de la Parroquia del Sagrario de la Catedral, además de ocupar la capellanía de la Iglesia de Santo Domingo y de la ya poco activa Archicofradía del Stmo. Rosario escribiría la famosa Novena del Terremoto. Durante su rectorado se consigue el nombramiento canónico de la Virgen del Rosario como Patrona de la ciudad. Este empeño en pro de la devoción hacia la Patrona y los servicios que le presta al vecindario del Barrio de Santa María le vale al sacerdote para que en 1867 sea nombrado capellán honorario de la ciudad según recogen las actas capitulares. Un año después, el día de la Festividad del Rosario, un grupo de revolucionarios propiciados por el estallido en nuestra ciudad de “La Gloriosa”, entran en el convento para buscar y destruir las maquinas e instrumentos de tortura de la Santa Inquisición, elementos que evidentemente no encontraron, teniendo el Padre Moreno que escapar por los tejados del convento. El que fuera durante 40 años el encargado del templo, y al que se le debe la construcción del altar del Sagrario o la colocación del reloj de la torre, moriría en 1875, en su convento, de donde nunca se quiso marchar, junto a la Virgen del Rosario.

viernes, 21 de julio de 2017

Las procesiones extraordinarias de la Patrona (desde comienzos del s.XX a nuestros dias)

Si desde el siglo XVII al XIX predominaron las salidas de rogativas de nuestra Patrona, en el siglo XX y en el actual destacan las procesiones magnas de distintos tipos, registrándose 5 en el siglo pasado y 3 en lo que llevamos de siglo XXI, así como las visitas de la Santísima Virgen a los distintos templos de la ciudad.


La primera salida extraordinaria de la Virgen del Rosario en el siglo XX tiene lugar en 1929, concretamente en la mañana 19 de mayo para dirigirse a la Catedral. Desde el 15 al 20 de mayo se celebró en la ciudad de Sevilla el Congreso Mariano Hispano-Americano, y en nuestra ciudad, del 17 al 19 de mayo también se desarrollaron una serie de actos entorno a la figura de María que concluyeron el domingo con el traslado de la imagen de la Patrona a la Santa Iglesia Catedral para presidir una misa de niños. Como nota curiosa, la Virgen del Rosario participaría en esa jornada sin su característico paso de cúpula.


Las dos siguientes salidas serian en la nefasta Guerra Civil y en ambas procesionaria la imagen que tallara el sacerdote asturiano Félix Granda y Buylla. La primera de ellas fue en 1936. El 8 de marzo de dicho año, el convento de Santo Domingo vuelve a ser asaltado, pero esta vez, la imagen de la Santísima Virgen del Rosario fue retirada con la debida antelación y guardada para preservarla del ataque de las hordas enfurecidas. No sería hasta el 27 de septiembre cuando se volvería a poner al culto tras celebrar una misa de campaña en las gradas de la Catedral, oficiada por el Patriarca de las Indias Occidentales y Obispo de Cádiz y Ceuta, el Reverendísimo Señor Ramón Pérez Rodríguez. Una vez concluida la multitudinaria misa, se llevaría a cabo la procesión hacia Santo Domingo donde se cantaría el Te Deum y la salve popular con las coplas tradicionales. El Prior del convento, el Padre Fray Santos Quirós se dirigió a los presentes para agradecerles su ferviente devoción a la Virgen del Rosario.


El 18 de mayo de 1939 la Virgen del Rosario presidiría una misa de campaña en la plaza de San Juan de Dios para celebrar el final de la Guerra Civil y tercer aniversario de la fiesta de la Victoria. A las 11 de la mañana salió la Virgen en procesión desde Santo Domingo y media hora mas tarde hacia su entrada en la plaza de San Juan de Dios, colocándose el paso frente a la fachada del Ayuntamiento, donde se había instalado un suntuoso altar. Frente al altar se encontraba el batallón de voluntarios de Cádiz y las primeras autoridades de la ciudad. Una vez terminada la misa de campaña, la Santísima Virgen del Rosario recorrió las principales calles de la ciudad para después volver a Santo Domingo.


El miércoles 30 de abril de 1947 volvía a salir la Virgen del Rosario de forma extraordinaria camino de la Catedral. En el primer templo diocesano tendría lugar el triduo preparatorio para la Coronación Canónica de la Santísima Virgen. La Coronación tendría lugar el 4 de mayo y acompañaría a nuestra Patrona las imágenes de los Santos Patronos y del Beato Fray Diego José de Cádiz, además de las patronas de los distintos pueblos de la Diócesis y la Patrona de Rota, la Virgen del Rosario. Por mar llegarían la citada Virgen del Rosario de Rota, la Virgen del Carmen de Barbate y la Virgen de Lourdes de Puerto Real. Por tierra, durante la jornada previa o el mismo día 4 a primera hora de la mañana llegaron la Virgen de los Santos de Alcalá de los Gazules, la Virgen de los Remedios de Chiclana de la Frontera, la Virgen de las Virtudes de Conil de la Frontera, la Virgen de la Oliva de Vejer de la Frontera, Santa María la Coronada de San Roque, Nuestra Señora de los Ángeles de Jimena de la Frontera y la Virgen del Carmen de San Fernando. Todas las imágenes se concentraron en San Juan de Dios para encaminarse juntas hacia la Catedral donde se llevaría a cabo la Misa Pontifical que ofició el Obispo de Cádiz, don Tomas Gutiérrez Díaz, ministrado por el Chantré, don Angel Navarro; Canónigo, don Pablo Álvarez Moya; Lectoral, don Raimundo Rubio. Actuó de Maestro de Ceremonias, don Francisco Serrano Cid. La predicación corrió a cargo del Cardenal Arzobispo de Sevilla, don Pedro Segura y Sáez. Asistieron al acto los obispos de Córdoba, Salamanca y Gibraltar, además de multitud de autoridades que desgranaremos en otra ocasión. 


Una vez concluida la Solemne Misa Pontifical, en trono a la una de la tarde, se inició la magna procesión con el siguiente recorrido: Plaza de la Catedral, Prim (Compañía), Santiago, Plaza Candelaria, Montañés, Plaza del General Varela (Palillero), Eduardo Dato (Novena), Duque de Tetuán (Ancha) y Plaza José Antonio Primo de Rivera (San Antonio) donde se había levantado un precioso baldaquino de columnas de once metros de altura. Abría el cortejo la Guardia Municipal Montada, Cruz de Guía, hermandades y cofradía de Cádiz, paso del Beato Diego José de Cádiz, los pasos de los Santos Patronos, las patronas ya enumeradas precedidas de sus respectivas cofradías y autoridades locales, el Ayuntamiento bajo mazas, las distintas autoridades civiles y militares, las cruces de todas las parroquias de la ciudad y la Santísima Virgen de Rosario, que saldría del primer templo entorno a la una y vente de la tarde. Tras la Virgen, los obispos asistentes, los padres misioneros, el clero parroquial y las distintas ordenes religiosas de la ciudad. Las coronas fueron portadas por el Vicario Provincial de los Dominicos en Andalucía, Fray Julián Fernández, y por el Prior del Convento de Santo Domingo, Fray Manuel Crespo. Una vez llegado todo el cortejo a San Antonio y situada la Santísima Virgen en su baldaquino, Fray Julián Fernández, dio lectura al breve pontificio que autorizaba la Coronación Canónica. Acto después, suben por las escalinatas que llegaban a la Virgen el alcalde de la ciudad, don Francisco Sánchez-Cossio Muñoz y el Cardenal Segura, quien primero coronaría la imagen del Divino Niño y en torno a las tres menos cuartos de la tarde pondría sobre las sienes de la Virgen del Rosario la corona de oro, ante el aplauso de las miles de personas que abarrotaban la plaza y los balcones y azoteas de la misma. Según nos relata las clónicas, Cádiz jamás ha vivido algo igual.


Solo tres años después, el 1 de noviembre de 1950 y con motivo de la proclamación del Dogma de la Asunción, se celebró una solemne Procesión Magna Mariana, partiendo de la Catedral a las cinco de la tarde y llegando hasta San Antonio. Integraron el magno cortejo María Auxiliadora de los Salesianos, la Virgen del Rocío de San José, la Virgen de la Palma, la Divina Pastora de Sagasta, la Virgen del Pilar de San Lorenzo, la Virgen de Lourdes de Santo Domingo, la Virgen de Fátima de la Merced, la Virgen del Carmen que se venera en la Capilla propia de la Archicofradía, la Milagrosa de San Antonio, la Virgen del Sagrario de Toledo de San Pablo, la Inmaculada de Santiago, la Virgen de los Ángeles de la Parroquia del Rosario, la Paz, el Inmaculado Corazón de María de San Francisco, la Virgen del Rosario, que era escoltada por las fuerzas de la Capitanía del Puerto y por último Nuestra Señora de la Asunción, también de San Francisco. Tras las imágenes marianas, el Cabildo Catedral, presidido por el Obispo, don Tomás Gutiérrez Diez. La magna procesión la cerraba una sección del Regimiento de Infantería al mando de un oficial. Varias bandas de música iban en el cortejo, entre ellas la Filarmónica Gaditana, el Tercio Sur de Infantería de Marina, la del Cuartel de Instrucción de Marinería, la de Artillería o la del Colegio de Salesianos. En San Antonio, frente a la calle Veedor, se levantaba una tribuna donde las autoridades recibieron a cada una de las imágenes marianas. El siguiente domingo tuvo lugar la procesión infantil, partiendo desde el Convento de Santo Domingo hasta la plaza de la Catedral formando parte del mismo pequeñas imágenes de la Virgen. Lo integraban una reproducción de la Virgen de Consolación, Patrona de Carrión de los Céspedes, la Asunción de la Iglesia de San Juan de Dios y la Virgen del Rosario Galeona de Santo Domingo.


El 8 de diciembre 1954 con motivo de la clausura del Año Santo Mariano conmemorativo del Centenario de la proclamación del Dogma de la Inmaculada Concepción volvió a celebrarse procesión magna mariana. En esta ocasión integraban la procesión la Santísima Virgen de Europa con los afiliados al Frente de Juventudes; la Virgen de Fátima Peregrina, con los militantes de Acción Católica; la Virgen de Lourdes con su asociación del Convento de Santo Domingo sobre unas andas de la Parroquia de San Antonio; María Auxiliadora con la comunidad salesiana; la Virgen del Carmen, del cuadro de la portería del Hospital de Mujeres, acompañándolo gran cantidad de devotos; María Inmaculada Milagrosa de la Iglesia de San Antonio, sobre el paso de Ntro. Padre Jesús Atado a la Columna, con las Hijas de la Caridad; la Virgen de la Palma con su Archicofradía y con la Cofradía de la Misericordia; la del Pilar con su Archicofradía y con la comunidad marianista; la Virgen de la Merced con su Esclavitud y el Cuerpo de Prisiones; la Virgen de los Dolores de Servitas bajo palio, con su Orden Tercera y con las restantes cofradías de Cádiz; la Virgen del Carmen, sin su característico palio de malla, con su Archicofradía y la Marina de Guerra; y cerrando el cortejo la Virgen del Rosario Coronada, con todas las Asociaciones del Rosario y la Inmaculada de Santiago, con todas las Congregaciones Marianas.



De nuevo la Virgen sería protagonista de un gran evento diocesano, esta vez la Santa Misión de 1965. Desde el 8 hasta el 18 de marzo, la Virgen recorrió los distintos centros misionales repartidos por la ciudad, tanto en los intramuros como en los extramuros. La Virgen salió el día 8 de Santo Domingo para dirigirse a la Catedral donde se realizaría el acto inaugural de la Santa Misión presidido por el Obispo don Antonio Añoveros Atuán, y de ahí pasó a Santiago donde pernoctó. Durante los siguientes días pernocto o visito las iglesias de San Agustín, la del Rosario, el Convento de San Francisco, el Convento del Carmen, San Antonio, el Convento de las Madres Reparadoras, la Iglesia de San Felipe Neri, la del Santo Angel Custodio, la de San Lorenzo, la de la Palma, el colegio de los hermanos de la Salle, la Iglesia de Capuchinos, el Convento de la Piedad de las Madres Concepcionistas, la Iglesia de Santa Cruz, el Convento de Santa María y el de la Merced, la Parroquia de San Severiano, la de San José, la de Santo Tomas, los Astilleros, los centros escolares Carmen Jiménez y Padre Villoslada, el Cuartel de la Guardia Civil o el colegio de los Salesianos y el de San Felipe Neri entre otros. El 14 de marzo la Virgen del Rosario, junto a Jesús Nazareno, presidieron un magno Via-Crucis en el que participaron las imágenes del Stmo. Cristo de la Expiración, Ntro. Padre Jesús Afligidos, Ntro. Padre Jesús de las Penas, Ntro. Padre Jesús de la Columna, Stmo. Cristo de las Aguas, Ntro. Padre Jesús Nazareno del Amor, Ntro. Padre Jesús de la Salud, Ntro. Padre Jesús de la Sentencia, Stmo. Cristo de la Piedad, Jesús de Medinaceli, Ntro. Padre Jesús en la Oración en el Huerto, Stmo. Cristo del Descendimiento, Ntra. Sra. de los Dolores (V.O.T.), María Stma. de los Desamparados, Ntra. Sra. del Amparo, Ecce-Mater y María Stma. de las Penas. (Ver articulo de la Santa Misión)


El 6 de mayo de 1972, al cumplirse el XXV Aniversario de la Coronación Canónica, junto a la Virgen del Rosario se volvería a vivir una jornada esplendorosa. De nuevo una magna concentración de imágenes marianas que llegaron a San Antonio agrupadas en tres cortejos que se fueron formando conforme cada comitiva iba pasando por los distintos templos de la ciudad. El primero lo formaría Ntra. Sra. de Gracia y Esperanza de la Cofradía del Huerto, la Virgen de Amargura de la Humildad y Paciencia, Ntra. Sra. de la Esperanza del Nazareno del Amor y María Stma. de los Desamparados del Caído que se unió en la plaza de Mina. El siguiente salio de la Viña con la María Stma. de las Penas y la Virgen de la Palma a las que se unieron, la Virgen del Pilar, Ntra. Sra. de la Caridad de la Cofradía de las Penas, la Virgen de los Dolores de los Servitas, Ntra. Sra. de los Dolores del Descendimiento, la María Stma. de los Desconsuelos de Afligidos, Ntra. Sra. de la Victoria de la Expiración, Ntra. Sra. de la Luz de las Aguas y María Stma. de las Lagrimas de la Archicofradía de Columna. Por último y desde Santo Domingo salió la Santísima Virgen del Rosario, acompañada de Ntra. Sra. de los Santos y Esperanza de la Hermandad de la Cena y Ntra. Sra. de la Esperanza de las Cigarreras, uniéndose al cortejo María Stma. del Buen Fin de la Sentencia, la Virgen de los Dolores del Nazareno, María Stma. del Rosario en sus Misterios Dolorosos del Perdón, Ntra. Sra de la Soledad del Santo Entierro, Ntra. Sra. de Fátima de la asociación que radicaba en Santa Cruz, la Virgen de las Lagrimas de Piedad, Ntra. Sra. del Amparo que había sido trasladada con anterioridad al Convento de las Descalzas y María Stma. de las Angustias del Ecce-Homo. Una vez llegadas todas las imágenes marianas a la Plaza de San Antonio, haría su entrada la Santísima Virgen del Rosario que sería situada en un gran altar formado por unas columnas sobre las que se situaban las imágenes de los patronos que se encuentra en la Parroquia de San Antonio, y en el centro, una corona de grande dimensiones. Presidió el solemne pontifical el anterior obispo de Cádiz, al tener la Diócesis sede vacante, el por aquel entonces Obispo de Bilbao, don Antonio Añoveros Atuán. Una vez concluida la celebración, partió el magno cortejo hacia la calle Ancha, y llegado a la Iglesia San Pablo, cada imagen volvió a su templo por el recorrido oportuno.


Durante los años 1979, 1980 y 1981, la Virgen del Rosario realizo su salida ordinaria el día de su fiesta con matices extraordinarios que hacen que incluyamos esas salidas en este articulo. Por aquel entonces se había acercado al convento gaditanos jóvenes con nuevas inquietudes acerca del culto y devoción hacia la Patrona de Cádiz, creándose 1980 la campaña “Cádiz por su Patrona”. Junto con los frailes dominicos se acuerda acercar a la Virgen del Rosario a las distintas parroquias y conventos de la ciudad siendo la primera de estas visitas en 1979 cuando la Virgen del Rosario llegó hasta el Monasterio de Santa María del Arrabal por el Campo del Sur. Jesús Nazareno había sido colocado unas andas y situado en la puerta de su capilla propia, esperando la llegada de la Santísima Virgen del Rosario. Una vez estaba pasando el cortejo por delante de Santa María, se unió la devotísima imagen del Nazareno que acompañó a la Patrona hasta la altura de la Casa Lasquetty.


El 7 de octubre de 1980, la Virgen del Rosario recorrió en su procesión las calles de Cádiz hasta llegar al populoso barrio de la Viña. Una vez en el barrio, la Virgen pasó por el colegio que lleva su nombre de los Hermanos de la Salle para después llegar a la Parroquia de Ntra. Sra. de la Palma donde permanecería durante cuatro días. Allí se celebró un triduo para recuerdo de tan señalada visita, y el día 11 de octubre, volvería la Virgen del Rosario a Santo Domingo pasando antes por el Hospital de Mora donde visitó a los enfermos. Al llegar la Virgen del Rosario a Santo Domingo, se celebro una misa típica gaditana. Al siguiente año, celebrándose el VIII centenario del nacimiento de San Francisco de Asís, la Virgen del Rosario llego hasta el convento de los padres franciscanos. En la puerta aguardaba la imagen de San Francisco, obra de José Rivera García, situado en la artístico templete de la Archicofradía del Carmen, que es usado por la Virgen que preside la capilla propia de la Hermandad. Esta imagen había salido en procesión extraordinaria días antes y a la llegada de la Virgen del Rosario fue sacado a la plaza de San Francisco. Mientras, el coro de San Francisco interpretó el Ave María y la Salve Marinera. Presidio el acto el obispo don Antonio Dorado Soto. Como curiosidad, ese año la Santísima Virgen estrenó el paso de Orfebrería Villarreal y lució un terno rojo de muy poca valía artística.


El sábado 8 de octubre de 2005 se volvería a celebrar una procesión magna mariana, esta vez para celebrar el CL aniversario de la proclamación del Dogma de la Inmaculada Concepción. Un día antes, el día de la Festividad de la Virgen del Rosario, había partido la procesión de la Patrona desde Santo Domingo para concluir en la Catedral, donde al día siguiente se concentrarían todas las imágenes en la plaza para la celebración del Solemne Pontifical que presidiría nuestra Patrona situada en la puerta del primer templo gaditano. A las cinco y media de la tarde daba comienzo el Pontifical ocupando la sede el Obispo de Cádiz, don Antonio Ceballos Atienza, concelebrando multitud de sacerdotes. Una vez concluido, daría comienzo la solemne procesión que tendría como recorrido oficial la calle Pelota, plaza de San Juan de Dios, avenida Ramón de Carranza, Rafael de la Viesca y Plaza de San Antonio, desde donde cada Hermandad volvería a su sede. Participaron por este orden la Inmaculada del Convento de San Francisco, que había sido preparada por las cofradías del Amor y la Vera Cruz; la Virgen de los Desamparados de la Castrense, la Virgen de las Penas de la Archicofradía de la Palma, la Virgen del Buen Fin de la Sentencia, la Virgen de la Luz de las Aguas, la Virgen del Amparo de la Borriquita, la Virgen del Rosario del Perdón, la Virgen de los Dolores del Descendimiento, la Virgen de la Amargura, la Virgen de la Soledad del Santo Entierro, la Virgen de la Merced, la Virgen de los Dolores de Servitas y por ultimo la Virgen del Rosario.


En el año 2012 la Parroquia de San José celebraba el 225 aniversario de su consagración. Para la celebración de tal efeméride el párroco don Oscar González Esparragosa había solicitado a los frailes dominicos que la Virgen fuera a la parroquia para la celebración de un triduo, a lo que el prior Fray Pascual Saturio Medina acepto con suma alegría. Así el 12 de agosto a las 7 de la tarde, la Virgen ponía rumbo a San José donde se celebraría un triduo y donde permanecería hasta el 18 de agosto. En la procesión de regreso hacia Santo Domingo, a su paso por San Severiano, se realizo un acto de recuerdo a las victimas del explosión que había tenido lugar ese mismo día justamente 65 años antes.



Un año después y por el mismo motivo, la Virgen del Rosario visitaría otra parroquia de la ciudad. Esta vez era el turno de San Antonio que también cumplía 225 años y a la que acudiría el 3 de mayo. El día siguiente, la Patrona participaría en el Rosario Publico celebrado con motivo del Año de la Fé, proclamado por S.S. Benedicto XVI. El cortejo lo formaron la Virgen de los Desamparados de la Castrense, María Milagrosa de la Casa Oviedo, que un día antes había salido desde el colegio San Vicente de Paul hasta la Parroquia de Santa Cruz y se había encargado de su preparación la Sagrada Cena; la Virgen de las Angustias del Caminito, la Virgen de la Paz de San Francisco, dispuesta por la Cofradía de la Vera-Cruz, y por último la Virgen del Rosario. Recorrió la plaza de San Antonio, la calle Ancha, José del Toro, Columela, San Francisco, plaza de San Agustín, San Francisco, Cristóbal Colón y Cobos para llegar a la Catedral, donde el Obispo de Cádiz, don Rafael Zornoza Boy presidió un acto común. Al terminar, cada imagen volvió a su templo por el recorrido escogido.



El 19 de julio de 2015 la Virgen del Rosario visitaba la Parroquia del Santo Angel Custodio a petición de su párroco, don Cesar Sarmiento González, donde se celebraría un triduo en conmemoración del 250 aniversario de la creación de esta Parroquia Castrense. Pasando la procesión por la Iglesia de San Lorenzo, la Santísima Virgen fue recibida por todas las hermandades y asociaciones de la parroquia; y una vez llegada la Virgen a la calle Rosa, a la altura de calle Diego Arias, la Parroquia del Santo Angel recibía a la Patrona con Cruz y estandartes para acompañar a la Virgen por las calles de la feligresía. El último día del Triduo se le impuso a la Virgen la medalla de oro de la parroquia. El 23 de julio la Virgen del Rosario abandonaba el Santo Angel para trasladarse a la Iglesia de Ntra. Sra. del Carmen y Santa Teresa, donde la comunidad carmelita se encontraba inmersa en la celebraciones del V centenario del nacimiento de Santa Teresa de Jesús. Durante el traslado, la Virgen del Rosario visitó la residencia de Fragela, las sedes de las Hermanas de la Cruz y de las Reparadoras, la parroquia de San Antonio y las capillas del Beato Diego y de Jesús de la Paz. El 26 de julio volvió la Virgen a Santo Domingo, pasando antes por el Convento de las Madres Carmelitas Descalzas, por la Capilla del Caminito, por el Convento de San Francisco y por la Iglesia de San Agustín.


Este año 2017 que estamos viviendo, celebramos con gran gozo el 150 aniversario del Patronazgo Canónigo de la Santísima Virgen y sumamos nuevos salidas extraordinarias como la procesión magna mariana que hemos celebrado recientemente y la visita a los templo de la ciudad que tendrá lugar a finales de agosto, como ya se hizo en las misiones de 1965 y donde podremos volver a contemplar a la Patrona surcando las aguas de la bahía como ya sucediera en 1946.

jueves, 28 de noviembre de 2013

Misa de campaña en 1895


Gracias a la prensa histórica (La Correspondencia de España y El Liberal de Madrid, 26/8/1895, La Ilustración Española y Americana 8/9/1895) descubrimos este desconocido episodio de la historia de nuestra ciudad y de nuestro país, que una vez mas tiene como protagonista a nuestra excelsa Patrona. Desde Cádiz han de partir los distintos regimientos que combatirán en la Guerra de Cuba. Nos remontamos al 25 de agosto de 1895.

 

A las cuatro de la mañana salio de la Iglesia de Santo Domingo la Virgen del Rosario, Patrona de Cádiz, acompañándola con cirios mas de doscientas señoras. La procesión cruzó el popular barrio de Santa María, donde se haya situada aquella Iglesia. Los vecinos se asomaban a los balcones y la gente llenaba las calles, aglomerándose al paso de la procesión. Esta, a aquellas horas, presentaba un aspecto fantástico. La Virgen fue colocada ante la tribuna levantada ante la fachada del Ayuntamiento y frente a la Puerta del Mar, por donde han de pasar las tropas. El altar en el que se halla la Virgen estaba adornado con guirnaldas de flores, plantas, colgaduras y trofeos militares. En el balcón principal del Ayuntamiento ondeaba el histórico pendón de la ciudad de Cádiz. Debajo del pendón, hecho con letras colosales, había un letrero de flores con las inscripciones “Álava, Cádiz, Soria”.

A las seis comenzó la misa de campaña en la plaza Isabel II. Adornado el Ayuntamiento, se encontraba un graderío presidido por la Virgen del Rosario, Patrona de Cádiz. Todas las casas que tenian vistas a la plaza lucían magnificas colgaduras. Al acto acudieron el Municipio y la Diputación, los generales Rodas, Castillejos, Rey y Santaló, las corporaciones, los batallones de Álava, Soria y Pavia, el de artillería de plaza y la oficialidad franca de servicio.

Oficio el prelado de Cádiz, Excelentísimo y Reverendísimo Sr. Vicente Calvo y Valero, ayudado del canónigo Sr. Morales, el cual, después de concluida la misa, dirigió una sentida plática a los expedicionarios. El señor obispo se dirigió de esta forma a los soldados: “Aquí estamos reunidos, ante el Señor de los ejércitos, ante su Santa Madre, el excelsa Emperatriz de las victorias que prende ese altar, con tanto gusto dispuesto, para impetrar gracia y protección a favor de los soldados que marchan, y que retornen victoriosos a este pueblo que ahora, triste, los ve partir. ¡Soldados de Álava y de Soria, sed devotos de la Virgen, recordad las oraciones que vuestras madres os enseñaban cuando con vuestras tiernas manecitas os hacían la señal de la Cruz en la frente! María os amparará y defenderá de los horrores y peligros de la guerra. En estos momentos solemnes, tan críticos como emocionados, e interpretando los deseos del Sumo Pontífice, cuya representación augusta todos los Obispos tenemos, yo bendigo a estas tropas y a este pueblo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”. Las personas que había en los balcones, azoteas y muralla con objeto de presenciar el desfile, sobrepasaba los 18.000. Terminada la misa, la Santísima Virgen fue de nuevo conducida a su templo, acompañada por todo el estamento oficial. El embarco de las tropas tendría lugar a la 13 horas de ese mismo día en la fragata Buenos Aires

Las ilustraciones que forman este articulo corresponden a una fotografía extraída de la revista “Blanco y Negro” siendo su autor Lebrón Luzuriaga, y una litografía reproducción dicha fotografía, impresa en la publicación periódica “La Ilustración Española y Americana”.

martes, 13 de diciembre de 2011

La Santa Misión de 1965



Dos Santas Misiones han tenido lugar en nuestra ciudad en el siglo pasado, y las dos tuvieron como protagonista a nuestra amada Patrona, la Virgen del Rosario. La primera se realizó en el año 1947 con motivo de su Coronación Canónica, y los frailes dominicos llevaron su predicación por todos los pueblos de la Diócesis, calificándose de éxito rotundo, y con la Virgen del Rosario por bandera. La segunda Misión General se celebró en Marzo de 1965 y su ámbito fue la Bahía de Cádiz y Vejer de la Frontera, aunque la participación de padres misioneros fue mucho mayor. Concretamente: 82 dominicos en Cádiz, repartidos en 30 centros en la ciudad; 10 padres paules en Vejer y 25 de la misma compañía en Chiclana; y 35 misioneros en San Fernando y 15 en Puerto Real, ambos del Sagrado Orden de la Compañía de Jesús. Estas misiones que a continuación detallaremos con detenimiento tenían como Misionera Mayor a nuestra Patrona, quien visito muchos de los centros misionales repartidos por toda la ciudad.



Por si cabe alguna duda detallamos lo que significaban estas Santas Misiones. En el pasado siglo las misiones se llevaron a cabo en el periodo de postguerra desapareciendo antes de los años 70. Su principal objetivo era el de acercar a los ciudadanos a la Fe, que en esos tiempos se encontraba debilitada tras el tormento de la Guerra Civil. Misiones que utilizaron también los políticos de entonces que las autorizaban y donde vertían discursos poco o nada beneficiosos para el principal fin de estas misiones, como profecías apocalípticas de grandes catástrofes o amenazas del retorno de la guerra. Con estos discursos no es de extrañar ver en fotografías de cualquier lugar de España una muchedumbre en cada acto misional que se llevaba a cabo. En las misiones se rezaba y se cantaba a la Virgen y a Jesús Sacramentado, y los sacerdotes misioneros predicaban la palabra en distintos templos y centros misionales repartidos por todas las ciudades.



Esta en cuestión del año 1965 se inició el 8 de Marzo con el recibimiento en Cádiz de los 82 padres dominicos, que partieron desde el Convento de Santo Domingo hasta la plaza de la Catedral donde el Sr. Obispo Mons. Añoveros los recibió y les impuso a cada uno la cruz misional. El cortejo que salió a las 6 en punto con los misioneros y la Virgen de Rosario desde Santo Domingo a la Catedral se formaba de la siguiente manera: Cruz procesional de la Santa Iglesia Catedral, seminario conciliar de San Bartolomé, clero regular y secular de la ciudad, cruces parroquiales yendo los párrocos con capas moradas y padres misioneros, cerrando el cortejo la Santísima Virgen del Rosario en unas andas portada por caballeros del Rosario y acompañada por la Banda de los Flechas Navales. A las 6.30 llegaba a la plaza la procesión acompañada de una multitud de personas que no pudieron acceder a la plaza de la Catedral, que ya se encontraba llena en esos momentos. Allí el obispo de Cádiz y Ceuta pidió al Señor y a la Stma. Virgen del Rosario un abundante fruto para la Santa Misión que acababa de comenzar. Al finalizar el acto y con el canto de la salve entonado por todos los allí congregados, se traslado a la Virgen a la Iglesia de Santiago, donde permanecería toda la noche para comenzar a visitar los centros misionales.



El día 9 la Virgen comenzó a recorrer los centros misionales del casco histórico, pasando por San Agustín y la Iglesia del Rosario para llegar a San Francisco donde pernocto. El día 10 salió en camino de la Iglesia de Ntra. Sra. del Carmen, y seguidamente busco la Parroquia de San Antonio haciendo antes estación en el Convento de las Madres Reparadoras. Ese día estaba prevista una gran misa colocando a la imagen de la Virgen en la puerta de San Antonio, pero la lluvia lo impidió. El día 11 la Virgen partió hacia San Felipe Neri, seguidamente marchó hacia la Iglesia Castrense del Santo Ángel, donde había sido exornado el patio con esmero para recibir a la Virgen, y finalmente llegó a San Lorenzo donde pernoctó. El día 12 llegó a la Iglesia de Ntra. Sra. de la Palma, pasando antes por las escuelas de La Viña. Seguidamente marchó a la Iglesia de Capuchinos y ya bien entrada la noche partió hacia el Convento de la Piedad de las Madres Concepcionistas donde fue recibida con el canto de la Salve por parte de las monjas y donde pernoctó hasta el día siguiente. En la mañana de 13 de Marzo partió la Virgen en Rosario de la Aurora hacia Santa Cruz, y ya por la tarde marchó a Santa María donde hizo estación y llegando seguidamente a la Iglesia de la Merced donde durante toda la noche se hicieron turnos de vela. La Virgen recorrió todos los centros acompañada de muchísimos fieles aunque en algunas jornadas se vieran sorprendidos por la lluvia como en el traslado de San Francisco a El Carmen donde los misioneros sugirieron que solo acompañasen a la Virgen los que gozaran de buena salud ante la impresionante tromba de agua que caía del cielo, aunque el consejo no fue tomado por ninguno de los allí presente y el pueblo volvió a caminar con su patrona sin miedo a la lluvia y a las enfermedades que podrían contraer.



En la jornada del 14 de Marzo la Virgen salió de la Iglesia Merced hacia la Plaza de San Juan de Dios, donde junto con Jesús Nazareno presidió el Magno Vía-Crucis de la Santa Misión. Las imágenes de los protectores de la ciudad fueron colocadas a los lados de la tribuna que presidía el Obispo Añoveros. A los laterales de la plaza se situaron las distintas imágenes de las cofradías de Cádiz que quisieron participar en este Vía-Crucis. Las imágenes que llegaron a la plaza de San Juan de Dios fueron las siguientes: Stmo. Cristo de la Expiración, Ntro. Padre Jesús Afligidos, Ntro. Padre Jesús de las Penas, Ntro. Padre Jesús de la Columna, Stmo. Cristo de las Aguas, Ntro. Padre Jesús Nazareno del Amor, Ntro. Padre Jesús de la Salud, Ntro. Padre Jesús de la Sentencia, Stmo. Cristo de la Piedad, Jesús de Medinaceli, Ntro. Padre Jesús en la Oración en el Huerto, Stmo. Cristo del Descendimiento, Ntra. Sra. de los Dolores (V.O.T.), María Stma. de los Desamparados, Ntra. Sra. del Amparo, Ecce-Mater y María Stma. de las Penas. Al finalizar el Vía-Crucis la Virgen de Rosario comenzó a visitar los centros de extramuro, partiendo junto con el Señor de la Oración en el Huerto hacia la Parroquia de San Severiano, donde pernoctó.



Desde el 15 hasta el 18 de marzo permaneció la Virgen en extramuros, visitando multitud de centro misionales entre los que se encuentra el ya citado de San Severiano, la Parroquia de San José, los Astilleros, los centros escolares Carmen Jiménez y Padre Villoslada, el Cuartel de la Guardia Civil, el colegio de los salesianos, el colegio San Felipe Neri y la Parroquia de Santo Tomas entre otros. Muy emotiva fue la visita a los Astilleros donde fue acompañada por multitud de trabajadores de la factoría que fueron a recoger a la Virgen a la puerta, que llegó con el acompañamiento musical de la banda de cornetas y tambores de los flechas navales. También esperaba a la Virgen el director de la factoría, D. Luis Delgado Leal. La Virgen recorrió todo el centro de trabajo pasando por todos los talleres, para que quedara situada en una amplia zona donde un obrero pronuncio una alocución. También muy emotiva fue la visita a la Parroquia de Santo Tomas, ultimo templo donde pernocto la Virgen en la noche del 17 de marzo. El Padre coadjutor de Santo Tomas hablaba así a sus feligreses el día anterior a la visita: “Mañana, por primera vez en nuestro barrio, nos van a traer a la Patrona” y a renglón seguido, la iglesia rompió en aplausos y en vítores a la Virgen del Rosario.



El jueves 18 de marzo a las 10 de la noche llegaba a Santo Domingo la Patrona acompañada de los fieles de todos los centros de extramuros. Según nos narra la prensa local de entonces, el gentío que acompañaba la Virgen al cruzar los arcos de Puerta de Tierra y al bajar la Cuesta de las Calesas era impresionante, sin que la vista alcanzara ver el final de la marea humana mientas sonaban cantos marianos. En la puerta del Santuario esperaba el prior de los dominicos, que rendía ferviente bienvenida a la Patrona. Acompañaba a la Santísima Virgen el Padre Lledó, director de la Santa Misión, y el Padre Ternero, delegado diocesano y provicario. Finalmente se le canto la Salve a la Virgen en acción de gracias a los ejercicios espirituales que alcanzó la misión. El día 19 tuvo lugar la clausura de la Misión en el Convento de Santo Domingo, oficiando la eucaristía el Sr. Obispo y el 20 la despedida de los padres misioneros.



Pero además de Nuestra Patrona, también tuvo gran protagonismo la imagen de La Galeona, que tenia previsto partir el día 13 de marzo del puerto de Cádiz en el remolcador de la marina de guerra R.A. 4 para llegar a la altura de Lerache, en alta mar, y visitar a la flota que allí realizaba sus labores de pesca, pero una avería impidió. Al día siguiente tras solventarse los problemas, pudo zarpar el barco que llevó a la Virgen a los pescadores para llevarle el mensaje del evangelio junto con los misioneros. La imagen de La Galeona desembarcó en el puerto de Cádiz en la ya madrugada del 18 de Marzo, entorna a la 1 de la mañana. Previamente a arribar a Cádiz, se celebró una eucaristía a bordo del remolcador. En el puerto gaditano se había congregado entorno a 4.000 personas pera ver la llegada de la Virgen que fue recibida con el canto de la salve. Inmediatamente después se organizó la procesión hacia el convento donde formaban parte los misioneros que habían viajado a alta mar con la Virgen. La procesión caminó en silencio por las altas horas y cruzo la virgen el dintel del convento a hombros de los padres misioneros.



Encabezando el articulo vemos una imagen de la Virgen del Rosario por la calle Plocia, de camino a la plaza de la Catedral. En la segunda ilustración corresponde al anverso y reverso de la estampa editada con motivo de la Santa Misión y en la tercera vemos a los padres dominicos participantes en el claustro del convento. En la cuarta fotografía vemos a la Virgen del Rosario en la Plaza de la Catedral, en el recibimiento a los misioneros. En la quinta y sexta imagen, vemos a la Virgen en el Convento de San Francisco, y su posterior traslado a la Iglesia del Carmen, a su paso por la Alameda, bajo una incesante lluvia. La séptima fotografía correspondo a la estancia de la Patrona en la Iglesia de San Lorenzo y la octava a la visita a la Iglesia de Nuestra Señora de la Palma. En la novena imagen se encuentra la Stma. Virgen en la Parroquia de San Severiano. En la décima y onceaba se reproduce la histórica vista a los Astilleros. En la penúltima fotografía se aprecia la llegada de la Virgen a su Santuario tras visitar los distintos centros misionales. Y por ultimo vemos una imagen de La Galeona una vez embarcada en el remolcador que la llevaría a alta mar para visitar a los pescadores.