lunes, 6 de noviembre de 2017

La Galeona en Motril en 1961



La Galeona es portada por los concejales de Motril
Conocida es la visita de la Galeona a Granada con motivo de la Coronación Canónica de la Virgen del Rosario de la ciudad nazarí en mayo de 1961 (Ver articulo), pero de su estancia en Motril antes de asistir al magno acontecimiento poco se ha escrito, y aunque muy breve en el tiempo, no por ello fue menos intensa esta extraordinaria visita a este pueblo granadino.

El Cañonero "Martín Alonso Pinzón"
Motril amanecía el 14 de mayo de 1961 profusamente adornado. A las ocho de la mañana atracaría en el puerto la Virgen del Rosario Galeona que había embarcado la tarde antes en el cañonero “Martín Alonso Pinzón” en el puerto de Cádiz. Desde las seis de mañana el puerto motrileño presentaba una enorme asistencia de personas que con fervor esperaban la llegada de la Virgen, y que habían llegado desde las primeras horas de la madrugada trasladándose al puerto a pie, en coches, camiones, autocares o bicicletas, uniéndose en la carretera de Málaga los peregrinos que llegaban de Almuñecar, Salobreña, Torrenueva, Carchuna, Calahonda o Vélez de Benaudalla. A las siete y media de la mañana aparecía por la dársena del puerto el Pinzón al mando del capitán de navío José María Navia Osorio. Un puerto que se encontraba lleno de barcos fondeados, todos empavesados para la ocasión, incluso los buques franceses de guerra “Argens” y “Almiral Mouchez” se unieron al fervor del pueblo motrileño que por millares se concentraban en el puerto. Como estaba previsto, a las ocho en punto atracaba el cañonero Pinzón en el muelle de Levante el cual había preparado con antelación el personal de Obras del Puerto, presentando un aspecto impresionante, quedando solo libre el espacio reservado para las autoridades civiles y militares. En eso momento los presente irrumpían en aplausos y vítores a la Virgen del Rosario, mientras que los buques de guerra español y franceses intercambiaban saludos de rigor. 

La carroza llega al Cerro de la Virgen
Una vez que fue tendida la plancha, pasaron a bordo del buque el alcalde de Motril y jefe del Movimiento, don Juan Antonio Escribano Castilla; el primer teniente de alcalde, don Gerardo Esteva García de Viedma; comandante de Marina, don José Montero Molina; juez municipal, don Carlos Arenas Nieto; capitán de la Guardia Civil, señor Monje Serrano; teniente, señor López Violeta; ingeniero-director del Puerto, don José Antonio Español Caparros; inspector de Policía, don Miguel Cañadas; interventor municipal, señor Sánchez López; el arcipreste de Motril, reverendo Salvador Huertas Baena; párroco del Varadero, reverendo José Luis Girela Ruazzo; párroco de Torrenueva y delegado del Apostolado del Mar, reverendo Miguel Rodríguez Ruiz; el superior de los dominicos en Granada, fray Julián Fernández; de la residencia de los Agustinos Recoletos en Motril, fray Alfonso Fernández; párroco de la Divina Pastora, reverendo Romero Arias; los concejales, señores Feixas Cañas, Molina Gómez, Enríquez Martín y Viñas Vinuesa; jefe de la agencia local del I.N.P., señor Mendoza Paniza; el padre dominico, fray Desiderio Díaz; el presidente de la Cámara de Comercio, señor Baena Rambla; secretario del ayuntamiento, señor Martín Mata; así como otras representaciones oficiales. Las autoridades saludaron a los mandos y oficiales del buque así como al Prior de los dominicos de Cádiz, fray Pablo del Olmo y al hermano fray Manuel Muñoz quienes habían viajado para el cuidado de la Virgen, la cual se encontraba en un camarote que había sido habilitado como capilla.

El alcalde de Motril y el Almirante Cervera ante el altar
Estando la compañía de Infantería de Marina formada en tierra, se procedería al desembarco de la Virgen que hacía aparición en la cubierta del buque portada por cuatro marineros en un pequeño trono. Las fuerzas armadas rinden honores cuando a las ocho y media de la mañana, la venerada imagen desciende hasta tierra a los sones del Himno Nacional mientras estallan multitud de cohetes junto con el ruido de los vítores y aplausos de los presentes. Mientras la Virgen es colocada en la carroza motorizada que la esperaba, hace su entrada en el puerto el vicealmirante D. Pascual Cervera y Cervera, a quien se le rinden los honores correspondiente, y se situaba en el cortejo después de saludar a las autoridades allí presentes. La procesión ponía rumbo poco después hacia Motril, y lo hacia rodeada de miles de personas y tras la carroza de la Virgen, una gran caravana de coches, camiones, motos y bicicletas que cubrían los dos kilómetros de la carretera del puerto. Mientras la Galeona comenzaba su discurrir, los marinos de los buques franceses formaban vistosamente en la cubierta de uno de ellos. A las nueve y media de la mañana hacia entrada la Galeona en Motril y aun quedaban personas que no habían logrado abandonar el puerto. 

A la vuelta al Puerto de Motril
La procesión llegaba al Cerro de la Virgen de la Cabeza, donde se celebraría una misa en un altar situado ante la Cruz de los Caídos, exornado con redes, remos y otros atributos marineros. La imagen de la Galeona fue trasladada hasta el altar a hombros de religiosos agustinos y párrocos de Motril, hasta situarse delante de la Cruz dando inicio la celebración religiosa presidida por el Prior del convento gaditano, fray Pablo del Olmo O.P., y a la que acudieron todas las autoridades citadas anteriormente, así como una representación de los buques franceses, compuesta por el comandante y dos oficiales. Se calcula que a la celebración religiosa acudieron 15.000 personas.

La Galeona pone rumbo a Granada
Una vez concluida la misa, la Galeona fue subida al Santuario de Nuestra Señora de la Cabeza, Patrona de Motril, a hombros de los miembros de la corporación municipal, donde se cantó una salve. Del Santuario de la Cabeza fue trasladada al colegio del Santo Rosario, de las Madres Dominicas, donde quedó la Virgen expuesta a la veneración durante unas horas, siendo incesante el trasiego de personas hasta la hora estipulada del traslado de nuevo al puerto de Motril. A las dos de la tarde era de nuevo entronizada la Virgen en la carroza y comenzaba el traslado de regreso. Eran cerca de las tres de la tarde cuando fue introducida la imagen de la Galeona en el helicóptero que la llevaría hasta Granada. Solo unas horas en el pueblo de Motril, pero que serán recordadas por siempre en la localidad granadina por el fervor con el que fue recibida la Virgen de Cádiz.

Fuente: Periodico "El Ideal" (Granada, martes 16 de mayo de 1961)

martes, 22 de agosto de 2017

El terno sevillano de la Virgen del Rosario (Nuevos datos sobre el terno de Ana de Viya)

Muy poco se sabe de los ternos antiguos de la Virgen del Rosario. Casi nada hay documentado, solo algunas noticias y citas de la prensa, llenas de errores y contradicciones, pero hacen que nos situemos en las fechas y podamos estudiar la procedencia de los mismo. El ajuar de la Virgen conserva, aunque muy deteriorado, el terno de tisú de oro bordado en plata en el que se utilizaron además láminas de este metal en su conjunto. El terno debió realizarse en la segunda mitad del siglo XVIII o en los primeros años del siglo XIX. El cartel de las Fiestas del Corpus del año 1863 citaba lo siguiente: “…adornada con ricas alhajas, siendo de mucho gusto y de gran valor el manto el manto de tisú de oro bordado en plata que ostenta”. Así mismo, nos relata el Diario de Cádiz como en la Función Principal de la Asociación de Damas Camareras, celebrada el 1 de noviembre de 1912, la Virgen vestía un antiguo manto: “…terminada la Santa Misa y Tedeum subieron al Camarín a besar la mano de la Reina del Cielo, Nuestra Santísima Patrona, las Damas Camareras y otras muchísimas personas tuvieron el honor de conocer el manto a que había hecho mención el Rvdo. P. Prior (Fray Lorenzo G. Sempere O.P.) en su sermón; es una verdadera obra antiquísima de gran mérito y valor”.

Postal de 1912

Pero no menos desconocido, aunque mucho mas cercano en el tiempo que el anterior, es el que conocemos por el de “Ana de Viya” al ser una donación de la importante aristócrata gaditana. Inexplicablemente se dejo de usar debido a su mal estado y se perdió su rastro, aunque hay quien mantiene que algunas piezas siguieron vistiendo la Virgen del Rosario.

Ana de Viya 

Ana de Viya y Jáuregui nació en 1838, hija de Ignacio de Viya y Cosió y de Josefa Jáuregui de Viya, siendo sus hermanos Guadalupe, Ignacio, Félix y Habeneca. En 1877 muere su padre, Ignacio de Viya, quien había sido cónsul español en Méjico, donde perteneció a la Orden de Guadalupe. Ignacio de Viya dona en 1842 las vidrieras de la fachada principal de la Catedral. En 1892 ya habían fallecidos todos los hermanos de Ana, puesto que en abril de ese año, el gobierno de su majestad autoriza al Obispo de Cádiz, don Vicente Calvo y Valero, el traslado de los resto mortales de la familia desde el cementerio municipal hasta el panteón de la Catedral. Durante su vida, Ana realizó multitud de donaciones a la Iglesia como la magnifica custodia de la Catedral, de estilo neogótico y realizada en 1890 por el artista joyero Manuel Ramírez Serrano en plata dorada y rematada con perlas naturales, diamantes y esmeraldas; dio un millón de reales para las obras del seminario, o donó joyas de su familia para el ajuar de la Virgen del Carmen. A doña Ana se le debe también la construcción en 1904 del colegio de San Ignacio de los salesianos, que ella misma financió. Ana de Viya viajo hasta Turín junto con el canónigo Félix Soto y Mancera para conocer a Don Bosco, quien le autorizó la construcción de un colegio en nuestra ciudad, siendo este el primero que los salesianos tendrían en nuestro país. Durante su vida no para de ofrecer donaciones para los colegios, la beneficencia o las cofradías. En el 1912 realiza donaciones para la Cofradía de la Piedad, otra a la Cofradía del Santo Entierro y una mas a la Venerable Esclavitud de Ntra. Sra. de la Merced, a fin de que pudieran celebrar sus respectivos cultos. En 1914 es elegida presidenta de la comisión para preparar el viaje a Alba de Tormes por parte del Convento del Carmen. También fue presidenta de la Archicofradía de María Auxiliadora y era miembro de casi todas las asociaciones piadosas de la ciudad.

Enterramientos de la familia de Viya y Jáuregui

Además, Doña Ana era conocida por su amor incondicional hacia nuestra Patrona, fundando en 1910 la Congregación de Damas Camareras siendo presidenta hasta 1915 que es nombrada por unanimidad Presidenta Perpetua de la asociación. Gran benefactora de la Virgen del Rosario, donó las andas donde posesionaba la Virgen y participó en su posterior restauración, participó en la hechura del nimbo o trono de plata y bronce, y donó el rico terno del que ahora hablaremos. Ana de Viya falleció el 27 de diciembre de 1919 a los 81 años, siendo enterrada en la Catedral tras partir el cortejo fúnebre desde su colegio y asilo de huérfanos de San Ignacio.

Fotografía posterior a 1915

Según consta en varias publicaciones, el terno de Ana de Viya se estrena en la Solemnidad del Corpus de 1915, afirmación que viene precedida por una noticia del 13 marzo aparecida en prensa donde se invita a los gaditanos a que pasen por el domicilio de doña Ana de Viya, situado en la plaza de Mina numero 8, para poder contemplar el manto que estrenará la Virgen y que está expuesto en una vitrina. Pero podemos afirmar que el terno ya existía y que en dicho año lo que se realiza es una restauración y ampliación, suprimiéndose el borde ondulado de manto y añadiendo una cenefa. No sabemos si la cola del manto se modificaría, pues las fotos que poseemos de la espalda son posteriores a 1915. El terno en cuestión se borda en 1883, quedando reflejado en un articulo del periódico jerezano El Guadalete que dice lo siguiente: 

El manto en 1928

“Hemos tenido ocasión de ver y admirar en la Iglesia de Santo Domingo, un precioso manto de tisú de plata con flores de oro sobrepuestas, que por disposición de una piadosa señora convecina nuestra ya difunta, estrenará en la solemne procesión de hoy la efigie de nuestra excelsa Patrona la Virgen del Rosario. Este riquísimo trabajo, cuya confección ha estado a cargo de una de las mas habilidosas bordadoras de Sevilla, tiene de costo 6.700 duros, y es sin duda en el difícil genero a que pertenece, uno de los detalles de ornamentación que mas han de sorprender al público en el acto religioso a que nos referimos. Lastima que la estrechez de las andas no permita al soberbio manto desplegar en toda su amplitud y riqueza y valor artístico que atesora. También lucirá la sagrada efigie una valiosa cruz de brillantes, donativo de otra piadosa y acaudalada señora de esta ciudad”.


El manto a principio de los años 40

La señora difunta debía tratarse de Josefa, la madre de Ana, o Josefa Habeneca, su hermana, pues Guadalupe aún vivía, ya que en los listados de las donaciones de objetos a las Escuelas Cristianas de la Merced (en las que doña Ana también participaba), aparece en los años 1888 y 1889 doña Guadalupe Jáuregui, debiéndose tratar de la misma persona. En 1884 se estrenan las nuevas andas de la Virgen obra del tallista Francisco Salgado y en la publicación Las Veladas Gaditanas aparece la siguiente noticia donde se cita al manto que se estrenó el año anterior: “…donación de la misma respetable señora que el año anterior la hizo de un riquísimo manto y escapulario valor de 7.000 y dedicados a esa imagen”. Así mismo en la edición del 1 de junio de 1893 del periódico La Dinastía, donde se informaba de la ceremonia de la restitución del niño Jesús que le fue robado a la Virgen, dice lo siguiente acerca del terno: “Lucía la imagen un magnifico vestido que hace pocos años le regalo la familia de Viya”.

Fotografía de 1943

Una nueva citación del terno, anterior a la fecha a la que se databa erróneamente su hechura, la encontramos en la descripción de la novena de 1912 donde dice que la Santísima Virgen “aparece en su grandioso camarín, vestida de rico túnico y manto de tisú de plata bordado en oro…” Don Gaspar Ruiz Hernández, natural de San Fernando y director de la revista La Isla, además de articulista en otras revistas y periódicos, cita el terno en El Noticiero Gaditano, en su edición de 5 de octubre de 1929: “… el inolvidable rector de dicha iglesia, el Padre Medina, y en cuyo tiempo estrenó la Virgen, ese rico manto bordado en oro, de tanto valor, que luce en la festividad del Corpus siempre”. El padre Francisco de Asís Medina fue rector de la Iglesia de Santo Domingo desde 1880 hasta 1890, año en que volvieron a su casa los Padres Dominicos después de 55 años de ausencia, gracias a la labor del obispo Vicente Calvo y Valero. 

Con todos estos datos, unidos a una serie de 5 postales de la Patrona de Cádiz que edita la imprenta madrileña Hauser y Menet en 1912, donde en su primera postal aparece la Virgen con el terno antes de añadirle la nueva cenefa del manto, podemos confirmar que el manto que regaló doña Ana de Viya databa de 1883. 

Manto de la Virgen de Consolación de Carrión de los
Céspedes de 1897 y atribuido a las Hnas. Antúnez

Si bien ya sabemos el año de realización y que su autora fue una afamada bordadora sevillana, ¿pero cual? Con esos datos cerramos el circulo a Patrocinio López, que destacó con su producción en la segunda mitad del siglo XIX; y a las hermanas Antúnez, que aun siendo dos, Ana y Josefa, puede tratarse de un error de transcripción, y que ejecutaron sus trabajos entre el ultimo tercio del siglo XIX y los primeros años del siglo XX. Por aquella época también bordaban para las hermandades sevillanas Eloisa Rivera, Concepción Peláez o Emilia Salvador Ybarra pero al ser sus producciones menores en cantidad de piezas, nos es imposible fijar la autoria. La atribución exacta es una empresa muy complicada que al no ser un experto en la técnica del bordado no soy capaz de adivinar. No está documentado que ninguna de las citadas bordadoras trabajara para nuestra ciudad ni que tuvieran relación con la misma. Solo encontramos una remota vinculación con las hermanas Antúnez, en este caso con Josefa Antúnez Meléndez que contrae matrimonio en 1866 con Antonio Muñiz Crespo. Antonio Muñiz se dedicó durante su vida a la ebanistería y carpintería y en el año 1879 es galardonado con la medalla de plata en la Exposición Regional, celebrada en nuestra ciudad y que organizo la Sociedad Económica Gaditana Amigos del País; y donde participó presentado una cama matrimonial de nogal y otras maderas. Datos insuficientes para relacionar a las hermanas Antúnez con la autoría del manto de la Virgen.

Terno de finales de los años 50

A finales de los años cincuenta se deja de usar el magnifico terno de tisú de plata y las Damas Camareras le encargan la hechura de un nuevo manto a Adela Medina “Gitanilla del Carmelo”, el cual es bordado en raso blanco con piezas de grandes tamaños y con numerosas estrellas bordadas en oro repartidas por el manto y la saya. Para la saya se usan algunos bordados de la antigua saya de 1883. En 1993, tras caer un aguacero cuando la Virgen regresaba a su Santuario el 7 de octubre, el manto es pasado por las Madres Dominicas de Torredonjimeno, perdiendo vistosidad. Al mismo se le añade en las vistas “Señora por tu Rosario, Logre yo mi salvación”, y en el centro de la parte trasera, un anagrama con el nombre de la Virgen y bajo el mismo el escudo de la Orden de Predicadores y el de la Diócesis de Cádiz, todo ello rodeado por un rosario. 

Terno de 1963

En 1963 se encarga un nuevo terno bordado por las Hijas de María Santísima de los Dolores y San Felipe Neri, la Filipenses del Convento de Santa Isabel de Sevilla. La tela fue donada por Susana Burckman de Grosso, colaborando posteriormente Mercedes Lisau de Brome, tesorera de las Damas Camareras. El importe total del manto fue de 177.935 pesetas que se pagaron en tres veces. Debido a sus grandes dimensiones se vuelve a llevar al convento de Santa Isabel en los años ochenta donde acortarlo y se le añade los escudos Cádiz y de la Orden de Predicadores en la parte inferior de las vistas de manto. El resultado del pasado del manto no es satisfactorio al desaparecer del mismo multitud de piezas, siendo reclamado a la hermanas filipenses el arreglo del mismo que se haría años mas tardes. Con las piezas sobrantes el gaditano Mariano Arce Camacho realizó una saya a la Virgen a finales de los años ochenta. Dudamos que algunos de los bordados del terno 1883 continúe hoy en día en algunos de los nuevos ternos que visten a la Santísima Virgen, exceptuando la saya de finales de los 50, que solo conserva alguna pieza. Esta es una de las tantas pérdidas irreparables del que era riquísimo patrimonio de nuestra Patrona.

viernes, 21 de julio de 2017

Las procesiones extraordinarias de la Patrona (desde comienzos del s.XX a nuestros dias)

Si desde el siglo XVII al XIX predominaron las salidas de rogativas de nuestra Patrona, en el siglo XX y en el actual destacan las procesiones magnas de distintos tipos, registrándose 5 en el siglo pasado y 3 en lo que llevamos de siglo XXI, así como las visitas de la Santísima Virgen a los distintos templos de la ciudad.


La primera salida extraordinaria de la Virgen del Rosario en el siglo XX tiene lugar en 1929, concretamente en la mañana 19 de mayo para dirigirse a la Catedral. Desde el 15 al 20 de mayo se celebró en la ciudad de Sevilla el Congreso Mariano Hispano-Americano, y en nuestra ciudad, del 17 al 19 de mayo también se desarrollaron una serie de actos entorno a la figura de María que concluyeron el domingo con el traslado de la imagen de la Patrona a la Santa Iglesia Catedral para presidir una misa de niños. Como nota curiosa, la Virgen del Rosario participaría en esa jornada sin su característico paso de cúpula.


Las dos siguientes salidas serian en la nefasta Guerra Civil y en ambas procesionaria la imagen que tallara el sacerdote asturiano Félix Granda y Buylla. La primera de ellas fue en 1936. El 8 de marzo de dicho año, el convento de Santo Domingo vuelve a ser asaltado, pero esta vez, la imagen de la Santísima Virgen del Rosario fue retirada con la debida antelación y guardada para preservarla del ataque de las hordas enfurecidas. No sería hasta el 27 de septiembre cuando se volvería a poner al culto tras celebrar una misa de campaña en las gradas de la Catedral, oficiada por el Patriarca de las Indias Occidentales y Obispo de Cádiz y Ceuta, el Reverendísimo Señor Ramón Pérez Rodríguez. Una vez concluida la multitudinaria misa, se llevaría a cabo la procesión hacia Santo Domingo donde se cantaría el Te Deum y la salve popular con las coplas tradicionales. El Prior del convento, el Padre Fray Santos Quirós se dirigió a los presentes para agradecerles su ferviente devoción a la Virgen del Rosario.


El 18 de mayo de 1939 la Virgen del Rosario presidiría una misa de campaña en la plaza de San Juan de Dios para celebrar el final de la Guerra Civil y tercer aniversario de la fiesta de la Victoria. A las 11 de la mañana salió la Virgen en procesión desde Santo Domingo y media hora mas tarde hacia su entrada en la plaza de San Juan de Dios, colocándose el paso frente a la fachada del Ayuntamiento, donde se había instalado un suntuoso altar. Frente al altar se encontraba el batallón de voluntarios de Cádiz y las primeras autoridades de la ciudad. Una vez terminada la misa de campaña, la Santísima Virgen del Rosario recorrió las principales calles de la ciudad para después volver a Santo Domingo.


El miércoles 30 de abril de 1947 volvía a salir la Virgen del Rosario de forma extraordinaria camino de la Catedral. En el primer templo diocesano tendría lugar el triduo preparatorio para la Coronación Canónica de la Santísima Virgen. La Coronación tendría lugar el 4 de mayo y acompañaría a nuestra Patrona las imágenes de los Santos Patronos y del Beato Fray Diego José de Cádiz, además de las patronas de los distintos pueblos de la Diócesis y la Patrona de Rota, la Virgen del Rosario. Por mar llegarían la citada Virgen del Rosario de Rota, la Virgen del Carmen de Barbate y la Virgen de Lourdes de Puerto Real. Por tierra, durante la jornada previa o el mismo día 4 a primera hora de la mañana llegaron la Virgen de los Santos de Alcalá de los Gazules, la Virgen de los Remedios de Chiclana de la Frontera, la Virgen de las Virtudes de Conil de la Frontera, la Virgen de la Oliva de Vejer de la Frontera, Santa María la Coronada de San Roque, Nuestra Señora de los Ángeles de Jimena de la Frontera y la Virgen del Carmen de San Fernando. Todas las imágenes se concentraron en San Juan de Dios para encaminarse juntas hacia la Catedral donde se llevaría a cabo la Misa Pontifical que ofició el Obispo de Cádiz, don Tomas Gutiérrez Díaz, ministrado por el Chantré, don Angel Navarro; Canónigo, don Pablo Álvarez Moya; Lectoral, don Raimundo Rubio. Actuó de Maestro de Ceremonias, don Francisco Serrano Cid. La predicación corrió a cargo del Cardenal Arzobispo de Sevilla, don Pedro Segura y Sáez. Asistieron al acto los obispos de Córdoba, Salamanca y Gibraltar, además de multitud de autoridades que desgranaremos en otra ocasión. 


Una vez concluida la Solemne Misa Pontifical, en trono a la una de la tarde, se inició la magna procesión con el siguiente recorrido: Plaza de la Catedral, Prim (Compañía), Santiago, Plaza Candelaria, Montañés, Plaza del General Varela (Palillero), Eduardo Dato (Novena), Duque de Tetuán (Ancha) y Plaza José Antonio Primo de Rivera (San Antonio) donde se había levantado un precioso baldaquino de columnas de once metros de altura. Abría el cortejo la Guardia Municipal Montada, Cruz de Guía, hermandades y cofradía de Cádiz, paso del Beato Diego José de Cádiz, los pasos de los Santos Patronos, las patronas ya enumeradas precedidas de sus respectivas cofradías y autoridades locales, el Ayuntamiento bajo mazas, las distintas autoridades civiles y militares, las cruces de todas las parroquias de la ciudad y la Santísima Virgen de Rosario, que saldría del primer templo entorno a la una y vente de la tarde. Tras la Virgen, los obispos asistentes, los padres misioneros, el clero parroquial y las distintas ordenes religiosas de la ciudad. Las coronas fueron portadas por el Vicario Provincial de los Dominicos en Andalucía, Fray Julián Fernández, y por el Prior del Convento de Santo Domingo, Fray Manuel Crespo. Una vez llegado todo el cortejo a San Antonio y situada la Santísima Virgen en su baldaquino, Fray Julián Fernández, dio lectura al breve pontificio que autorizaba la Coronación Canónica. Acto después, suben por las escalinatas que llegaban a la Virgen el alcalde de la ciudad, don Francisco Sánchez-Cossio Muñoz y el Cardenal Segura, quien primero coronaría la imagen del Divino Niño y en torno a las tres menos cuartos de la tarde pondría sobre las sienes de la Virgen del Rosario la corona de oro, ante el aplauso de las miles de personas que abarrotaban la plaza y los balcones y azoteas de la misma. Según nos relata las clónicas, Cádiz jamás ha vivido algo igual.


Solo tres años después, el 1 de noviembre de 1950 y con motivo de la proclamación del Dogma de la Asunción, se celebró una solemne Procesión Magna Mariana, partiendo de la Catedral a las cinco de la tarde y llegando hasta San Antonio. Integraron el magno cortejo María Auxiliadora de los Salesianos, la Virgen del Rocío de San José, la Virgen de la Palma, la Divina Pastora de Sagasta, la Virgen del Pilar de San Lorenzo, la Virgen de Lourdes de Santo Domingo, la Virgen de Fátima de la Merced, la Virgen del Carmen que se venera en la Capilla propia de la Archicofradía, la Milagrosa de San Antonio, la Virgen del Sagrario de Toledo de San Pablo, la Inmaculada de Santiago, la Virgen de los Ángeles de la Parroquia del Rosario, la Paz, el Inmaculado Corazón de María de San Francisco, la Virgen del Rosario, que era escoltada por las fuerzas de la Capitanía del Puerto y por último Nuestra Señora de la Asunción, también de San Francisco. Tras las imágenes marianas, el Cabildo Catedral, presidido por el Obispo, don Tomás Gutiérrez Diez. La magna procesión la cerraba una sección del Regimiento de Infantería al mando de un oficial. Varias bandas de música iban en el cortejo, entre ellas la Filarmónica Gaditana, el Tercio Sur de Infantería de Marina, la del Cuartel de Instrucción de Marinería, la de Artillería o la del Colegio de Salesianos. En San Antonio, frente a la calle Veedor, se levantaba una tribuna donde las autoridades recibieron a cada una de las imágenes marianas. El siguiente domingo tuvo lugar la procesión infantil, partiendo desde el Convento de Santo Domingo hasta la plaza de la Catedral formando parte del mismo pequeñas imágenes de la Virgen. Lo integraban una reproducción de la Virgen de Consolación, Patrona de Carrión de los Céspedes, la Asunción de la Iglesia de San Juan de Dios y la Virgen del Rosario Galeona de Santo Domingo.


El 8 de diciembre 1954 con motivo de la clausura del Año Santo Mariano conmemorativo del Centenario de la proclamación del Dogma de la Inmaculada Concepción volvió a celebrarse procesión magna mariana. En esta ocasión integraban la procesión la Santísima Virgen de Europa con los afiliados al Frente de Juventudes; la Virgen de Fátima Peregrina, con los militantes de Acción Católica; la Virgen de Lourdes con su asociación del Convento de Santo Domingo sobre unas andas de la Parroquia de San Antonio; María Auxiliadora con la comunidad salesiana; la Virgen del Carmen, del cuadro de la portería del Hospital de Mujeres, acompañándolo gran cantidad de devotos; María Inmaculada Milagrosa de la Iglesia de San Antonio, sobre el paso de Ntro. Padre Jesús Atado a la Columna, con las Hijas de la Caridad; la Virgen de la Palma con su Archicofradía y con la Cofradía de la Misericordia; la del Pilar con su Archicofradía y con la comunidad marianista; la Virgen de la Merced con su Esclavitud y el Cuerpo de Prisiones; la Virgen de los Dolores de Servitas bajo palio, con su Orden Tercera y con las restantes cofradías de Cádiz; la Virgen del Carmen, sin su característico palio de malla, con su Archicofradía y la Marina de Guerra; y cerrando el cortejo la Virgen del Rosario Coronada, con todas las Asociaciones del Rosario y la Inmaculada de Santiago, con todas las Congregaciones Marianas.



De nuevo la Virgen sería protagonista de un gran evento diocesano, esta vez la Santa Misión de 1965. Desde el 8 hasta el 18 de marzo, la Virgen recorrió los distintos centros misionales repartidos por la ciudad, tanto en los intramuros como en los extramuros. La Virgen salió el día 8 de Santo Domingo para dirigirse a la Catedral donde se realizaría el acto inaugural de la Santa Misión presidido por el Obispo don Antonio Añoveros Atuán, y de ahí pasó a Santiago donde pernoctó. Durante los siguientes días pernocto o visito las iglesias de San Agustín, la del Rosario, el Convento de San Francisco, el Convento del Carmen, San Antonio, el Convento de las Madres Reparadoras, la Iglesia de San Felipe Neri, la del Santo Angel Custodio, la de San Lorenzo, la de la Palma, el colegio de los hermanos de la Salle, la Iglesia de Capuchinos, el Convento de la Piedad de las Madres Concepcionistas, la Iglesia de Santa Cruz, el Convento de Santa María y el de la Merced, la Parroquia de San Severiano, la de San José, la de Santo Tomas, los Astilleros, los centros escolares Carmen Jiménez y Padre Villoslada, el Cuartel de la Guardia Civil o el colegio de los Salesianos y el de San Felipe Neri entre otros. El 14 de marzo la Virgen del Rosario, junto a Jesús Nazareno, presidieron un magno Via-Crucis en el que participaron las imágenes del Stmo. Cristo de la Expiración, Ntro. Padre Jesús Afligidos, Ntro. Padre Jesús de las Penas, Ntro. Padre Jesús de la Columna, Stmo. Cristo de las Aguas, Ntro. Padre Jesús Nazareno del Amor, Ntro. Padre Jesús de la Salud, Ntro. Padre Jesús de la Sentencia, Stmo. Cristo de la Piedad, Jesús de Medinaceli, Ntro. Padre Jesús en la Oración en el Huerto, Stmo. Cristo del Descendimiento, Ntra. Sra. de los Dolores (V.O.T.), María Stma. de los Desamparados, Ntra. Sra. del Amparo, Ecce-Mater y María Stma. de las Penas. (Ver articulo de la Santa Misión)


El 6 de mayo de 1972, al cumplirse el XXV Aniversario de la Coronación Canónica, junto a la Virgen del Rosario se volvería a vivir una jornada esplendorosa. De nuevo una magna concentración de imágenes marianas que llegaron a San Antonio agrupadas en tres cortejos que se fueron formando conforme cada comitiva iba pasando por los distintos templos de la ciudad. El primero lo formaría Ntra. Sra. de Gracia y Esperanza de la Cofradía del Huerto, la Virgen de Amargura de la Humildad y Paciencia, Ntra. Sra. de la Esperanza del Nazareno del Amor y María Stma. de los Desamparados del Caído que se unió en la plaza de Mina. El siguiente salio de la Viña con la María Stma. de las Penas y la Virgen de la Palma a las que se unieron, la Virgen del Pilar, Ntra. Sra. de la Caridad de la Cofradía de las Penas, la Virgen de los Dolores de los Servitas, Ntra. Sra. de los Dolores del Descendimiento, la María Stma. de los Desconsuelos de Afligidos, Ntra. Sra. de la Victoria de la Expiración, Ntra. Sra. de la Luz de las Aguas y María Stma. de las Lagrimas de la Archicofradía de Columna. Por último y desde Santo Domingo salió la Santísima Virgen del Rosario, acompañada de Ntra. Sra. de los Santos y Esperanza de la Hermandad de la Cena y Ntra. Sra. de la Esperanza de las Cigarreras, uniéndose al cortejo María Stma. del Buen Fin de la Sentencia, la Virgen de los Dolores del Nazareno, María Stma. del Rosario en sus Misterios Dolorosos del Perdón, Ntra. Sra de la Soledad del Santo Entierro, Ntra. Sra. de Fátima de la asociación que radicaba en Santa Cruz, la Virgen de las Lagrimas de Piedad, Ntra. Sra. del Amparo que había sido trasladada con anterioridad al Convento de las Descalzas y María Stma. de las Angustias del Ecce-Homo. Una vez llegadas todas las imágenes marianas a la Plaza de San Antonio, haría su entrada la Santísima Virgen del Rosario que sería situada en un gran altar formado por unas columnas sobre las que se situaban las imágenes de los patronos que se encuentra en la Parroquia de San Antonio, y en el centro, una corona de grande dimensiones. Presidió el solemne pontifical el anterior obispo de Cádiz, al tener la Diócesis sede vacante, el por aquel entonces Obispo de Bilbao, don Antonio Añoveros Atuán. Una vez concluida la celebración, partió el magno cortejo hacia la calle Ancha, y llegado a la Iglesia San Pablo, cada imagen volvió a su templo por el recorrido oportuno.


Durante los años 1979, 1980 y 1981, la Virgen del Rosario realizo su salida ordinaria el día de su fiesta con matices extraordinarios que hacen que incluyamos esas salidas en este articulo. Por aquel entonces se había acercado al convento gaditanos jóvenes con nuevas inquietudes acerca del culto y devoción hacia la Patrona de Cádiz, creándose 1980 la campaña “Cádiz por su Patrona”. Junto con los frailes dominicos se acuerda acercar a la Virgen del Rosario a las distintas parroquias y conventos de la ciudad siendo la primera de estas visitas en 1979 cuando la Virgen del Rosario llegó hasta el Monasterio de Santa María del Arrabal por el Campo del Sur. Jesús Nazareno había sido colocado unas andas y situado en la puerta de su capilla propia, esperando la llegada de la Santísima Virgen del Rosario. Una vez estaba pasando el cortejo por delante de Santa María, se unió la devotísima imagen del Nazareno que acompañó a la Patrona hasta la altura de la Casa Lasquetty.


El 7 de octubre de 1980, la Virgen del Rosario recorrió en su procesión las calles de Cádiz hasta llegar al populoso barrio de la Viña. Una vez en el barrio, la Virgen pasó por el colegio que lleva su nombre de los Hermanos de la Salle para después llegar a la Parroquia de Ntra. Sra. de la Palma donde permanecería durante cuatro días. Allí se celebró un triduo para recuerdo de tan señalada visita, y el día 11 de octubre, volvería la Virgen del Rosario a Santo Domingo pasando antes por el Hospital de Mora donde visitó a los enfermos. Al llegar la Virgen del Rosario a Santo Domingo, se celebro una misa típica gaditana. Al siguiente año, celebrándose el VIII centenario del nacimiento de San Francisco de Asís, la Virgen del Rosario llego hasta el convento de los padres franciscanos. En la puerta aguardaba la imagen de San Francisco, obra de José Rivera García, situado en la artístico templete de la Archicofradía del Carmen, que es usado por la Virgen que preside la capilla propia de la Hermandad. Esta imagen había salido en procesión extraordinaria días antes y a la llegada de la Virgen del Rosario fue sacado a la plaza de San Francisco. Mientras, el coro de San Francisco interpretó el Ave María y la Salve Marinera. Presidio el acto el obispo don Antonio Dorado Soto. Como curiosidad, ese año la Santísima Virgen estrenó el paso de Orfebrería Villarreal y lució un terno rojo de muy poca valía artística.


El sábado 8 de octubre de 2005 se volvería a celebrar una procesión magna mariana, esta vez para celebrar el CL aniversario de la proclamación del Dogma de la Inmaculada Concepción. Un día antes, el día de la Festividad de la Virgen del Rosario, había partido la procesión de la Patrona desde Santo Domingo para concluir en la Catedral, donde al día siguiente se concentrarían todas las imágenes en la plaza para la celebración del Solemne Pontifical que presidiría nuestra Patrona situada en la puerta del primer templo gaditano. A las cinco y media de la tarde daba comienzo el Pontifical ocupando la sede el Obispo de Cádiz, don Antonio Ceballos Atienza, concelebrando multitud de sacerdotes. Una vez concluido, daría comienzo la solemne procesión que tendría como recorrido oficial la calle Pelota, plaza de San Juan de Dios, avenida Ramón de Carranza, Rafael de la Viesca y Plaza de San Antonio, desde donde cada Hermandad volvería a su sede. Participaron por este orden la Inmaculada del Convento de San Francisco, que había sido preparada por las cofradías del Amor y la Vera Cruz; la Virgen de los Desamparados de la Castrense, la Virgen de las Penas de la Archicofradía de la Palma, la Virgen del Buen Fin de la Sentencia, la Virgen de la Luz de las Aguas, la Virgen del Amparo de la Borriquita, la Virgen del Rosario del Perdón, la Virgen de los Dolores del Descendimiento, la Virgen de la Amargura, la Virgen de la Soledad del Santo Entierro, la Virgen de la Merced, la Virgen de los Dolores de Servitas y por ultimo la Virgen del Rosario.


En el año 2012 la Parroquia de San José celebraba el 225 aniversario de su consagración. Para la celebración de tal efeméride el párroco don Oscar González Esparragosa había solicitado a los frailes dominicos que la Virgen fuera a la parroquia para la celebración de un triduo, a lo que el prior Fray Pascual Saturio Medina acepto con suma alegría. Así el 12 de agosto a las 7 de la tarde, la Virgen ponía rumbo a San José donde se celebraría un triduo y donde permanecería hasta el 18 de agosto. En la procesión de regreso hacia Santo Domingo, a su paso por San Severiano, se realizo un acto de recuerdo a las victimas del explosión que había tenido lugar ese mismo día justamente 65 años antes.



Un año después y por el mismo motivo, la Virgen del Rosario visitaría otra parroquia de la ciudad. Esta vez era el turno de San Antonio que también cumplía 225 años y a la que acudiría el 3 de mayo. El día siguiente, la Patrona participaría en el Rosario Publico celebrado con motivo del Año de la Fé, proclamado por S.S. Benedicto XVI. El cortejo lo formaron la Virgen de los Desamparados de la Castrense, María Milagrosa de la Casa Oviedo, que un día antes había salido desde el colegio San Vicente de Paul hasta la Parroquia de Santa Cruz y se había encargado de su preparación la Sagrada Cena; la Virgen de las Angustias del Caminito, la Virgen de la Paz de San Francisco, dispuesta por la Cofradía de la Vera-Cruz, y por último la Virgen del Rosario. Recorrió la plaza de San Antonio, la calle Ancha, José del Toro, Columela, San Francisco, plaza de San Agustín, San Francisco, Cristóbal Colón y Cobos para llegar a la Catedral, donde el Obispo de Cádiz, don Rafael Zornoza Boy presidió un acto común. Al terminar, cada imagen volvió a su templo por el recorrido escogido.



El 19 de julio de 2015 la Virgen del Rosario visitaba la Parroquia del Santo Angel Custodio a petición de su párroco, don Cesar Sarmiento González, donde se celebraría un triduo en conmemoración del 250 aniversario de la creación de esta Parroquia Castrense. Pasando la procesión por la Iglesia de San Lorenzo, la Santísima Virgen fue recibida por todas las hermandades y asociaciones de la parroquia; y una vez llegada la Virgen a la calle Rosa, a la altura de calle Diego Arias, la Parroquia del Santo Angel recibía a la Patrona con Cruz y estandartes para acompañar a la Virgen por las calles de la feligresía. El último día del Triduo se le impuso a la Virgen la medalla de oro de la parroquia. El 23 de julio la Virgen del Rosario abandonaba el Santo Angel para trasladarse a la Iglesia de Ntra. Sra. del Carmen y Santa Teresa, donde la comunidad carmelita se encontraba inmersa en la celebraciones del V centenario del nacimiento de Santa Teresa de Jesús. Durante el traslado, la Virgen del Rosario visitó la residencia de Fragela, las sedes de las Hermanas de la Cruz y de las Reparadoras, la parroquia de San Antonio y las capillas del Beato Diego y de Jesús de la Paz. El 26 de julio volvió la Virgen a Santo Domingo, pasando antes por el Convento de las Madres Carmelitas Descalzas, por la Capilla del Caminito, por el Convento de San Francisco y por la Iglesia de San Agustín.


Este año 2017 que estamos viviendo, celebramos con gran gozo el 150 aniversario del Patronazgo Canónigo de la Santísima Virgen y sumamos nuevos salidas extraordinarias como la procesión magna mariana que hemos celebrado recientemente y la visita a los templo de la ciudad que tendrá lugar a finales de agosto, como ya se hizo en las misiones de 1965 y donde podremos volver a contemplar a la Patrona surcando las aguas de la bahía como ya sucediera en 1946.

viernes, 12 de mayo de 2017

La Procesión Marítima de 1946




Después de 61 años, nuestra excelsa Patrona volverá a recorrer las aguas de la Bahía de Cádiz. En aquella ocasión fue celebrando su festividad, realizando procesión terrestre y también procesión marítima. Llego al muelle tras salir de la Catedral a las 18.30 horas. En las filas se contaban por miles las señoras que acompañaban a la Virgen, acudiendo las asociaciones religiosas de todas las parroquias portando sus insignias, las asociaciones del Rosario Perpetuo, la Guardia de Honor del Rosario y las Damas Camareras de la Patrona. Tras ellas se situaba el paso de la Virgen escoltado por seis marineros de la Comandancia Militar de Marina. Tras el paso, el Excmo. y Rvdmo. Sr. Obispo, el doctor Tomás Gutiérrez Díez, acompañado por el diácono de honor, el lectoral don Raimundo Rubio y el canónigo don Antonio Ternero Pérez, y con capas pluviales los Beneficiados Señores Bago y Salado. Le seguían todas las ordenes religiosas y los párrocos y clero de la ciudad. Tras ellos, la Banda de Cornetas y Tambores del Regimiento de Infantería de Cádiz numero 41. A continuación, millares de caballeros de Acción Católica y Caballeros del Rosario con sus respectivas insignias. Finalmente, iba la presidencia oficial, que ostentaba el Gobernador Civil, don Ricardo Zamora García; el Gobernador Militar, don Luis Escassi Osuna; el Comandante Militar de Marina, don José de Dueñas; el Presidente de la Diputación Provincial, don Juan José Lahera de Sobrino; el Presidente accidental de la audiencia, don Pascual Díaz de la Cruz; el delegado provincial del Trabajo, don Pedro Amblés; el Coronel Jefe del Estado Mayor del Gobierno Militar, don José Millán; el Comisario Jefe de la Policía, don Isidoro Gallego; el Teniente Fiscal, el Sr. Bordallo; el Rvdo. P. Fray Ramón González de comunidad dominica, el presidente de la Asociación de Caballeros del Rosario, don Manuel Cerón Bohorquez, además de otras personalidades. Cerraba el cortejo la banda de música de la Obra de Educación y Descanso.


A las 19.45 horas hacia su entrada en el Muelle Reina Victoria la Santísima Virgen del Rosario, donde le aguardaba la barcaza "K" de la Marina de Guerra. El virtuoso gaditano don Antonio Accame había convertido la barcaza en un suntuoso trono para la Celestial Patrona de Cádiz. En la parte central de la embarcación de grandes dimensiones se había levantado un precioso templete a manera de altar, rodeado de candelabros y jarrones adornados con hermosas flores. Rodeando el conjunto, un rico paño de altar bordado en oro. La barcaza había sido alumbrada en todo su conjunto, y la cubierta era  convertida en un salón rodeado de una amplia barandilla circundada de guirnaldas de flores y en los pedestales estaban colocadas unas artísticas farolas. Completando el conjunto, multitud de lanzas que sostenían banderas y gallardetes de los colores nacionales, continuados con otras muchas guirnaldas y diminutas florecillas blancas. La parte de la proa había sido acondicionada para las autoridades y la popa, tras el altar con la Virgen, para el Ayuntamiento bajo mazas, cuya Corporación, presidida por el Alcalde se había incorporado a la procesión cuando pasaba por debajo de las Casas Consistoriales. En las bandas del barco se habían colocado bonitas plantas de salón.

A las 8 y pocos minutos llegó el paso de la Santísima Virgen a la escala del muelle Reina Victoria ante el aplauso y los vítores de la multitud. Inmediatamente se procedió  al traslado de la Patrona en unas pequeñas andas desde su paso hasta la barcaza, a la que accedió mientras sonaban los acordes del Himno Nacional. Una vez depositada la Virgen bajo el templete se situaron a su alrededor seis marineros de la Armada y delante acólitos portando preciosos faroles de mano. Seguidamente subieron las primeras autoridades y el Ayuntamiento bajo mazas a bordo de la barcaza, la cual estaba al mando del Teniente de navío, don José Coello Villarino. El Prelado, revestido con los sagrados ornamentos, paso a ocupar la parte de la proa, al lado de estribor, acompañado de los miembro del Cabildo Catedral y de los representantes de las comunidades y ordenes religiosas, así como de la junta directiva de los Caballeros del Rosario, y en el lado de babor ocupaban su sitio las autoridades civiles y militares que antes hemos citado.  En la popa, tras la Corporación Municipal con sus maceros y clarineros se situaba una sección de la Guardia Urbana con su jefe Luis Machuca al frente. Asimismo embarcaron todas las banderas que figuraban en la procesión.


Delante de la barcaza se situaba el remolcador de la Junta de Obras del Puerto “Eduardo Benot”, cedido por la corporación, cuya junta al completo se encontraba sobre el buque, así como otras representaciones oficiales. Los remolcadores “Ángela Comes” de la Compañía Auxiliar de Comercio y Navegación (AUCONA), y “Torregorda” de la Constructora Naval, se hallaban atracados en lugar inmediato para que los fieles pudieran completar la procesión marítima a bordo de los mismos.

A las 20.15 horas se puso en marcha el “Eduardo Benot”, llevando a remolque a la barcaza “K”, portadora de la Excelsa Patrona de Cádiz. Volvió a sonar el Himno Nacional mezclándose con los vítores y la sirenas de los barcos fondeados en el puerto, ya fueran de bandera nacional o extranjera. Una vez que empezó a surcar el mar la barcaza “K” fue completamente rodeada por multitud de embarcaciones de vela y botes de remo, repletos de numerosos fieles. A bordo del “Benot”, iba situada la banda de música de “Educación y Descanso” la cual interpretó algunos números de música sacra y la Salve popular, que fue cantada por cuantos figuraban en la procesión marítima. En dicho remolcador se habían instalado varios proyectores que iluminaban la barcaza de la Virgen. Las coplas a la Virgen no cesaron durante todo la travesía por la dársena, llagando la procesión hasta la Punta de San Felipe, para regresar seguidamente hacia el muelle. Nuevamente el “Benot” llevo a remolque a la barcaza para facilitar su atraque a la escala. Cuando se hallaba la embarcación a pocos metros del muelle, la muchedumbre que aguardaba la llegada de la Santísima Virgen rompió de nuevo en aplausos y vivas y volvieron a sonar con fuerza todas las sirenas. El atraque en el muelle se hacia a las 21 horas, y sin demora, iniciaba el desembarco las autoridades y la Santísima Virgen que volvería a situarse en su paso.


Una vez iniciada la procesión de regreso, era tal el gentío que los presentes se adentraban en el cortejo y se mezclaban con las representaciones, pugnando por estar los mas cerca posible de la Virgen del Rosario. En torno a las 10 de la noche llegaba la Virgen a Santo Domingo cuyos alrededores se encontraban abarrotados. Las bandas interpretaron el Himno Nacional en el momento en el que la milagrosa imagen era introducida en el templo, y tras el paso, comenzaron a entrar las autoridades. El pueblo presente de manera espontánea le cantaba la Salve a la Virgen, y a continuación, el Padre Predicador de la Novena, Fray José Merino, del Convento de Felguera (Asturias) desde las puertas de la Iglesia se dirigió a la multitud dando las gracias al pueblo gaditano por la demostración de amor hacia su Patrona. 

Por último, el Obispo Tomas Gutiérrez, conmovido ante aquella muestra de fe cristiana, se dirigió elocuentemente a los fieles quienes al terminar dieron numerosos vivas a su Patrona. A las 22.30 con el rezo de la Salve a cargo del Padre Merino dio por concluida esta peculiar procesión de la Patrona.


Bibliografía: Diario de Cádiz y ABC (8 de octubre de 1946), Programa de la Novena de 1946.