jueves, 16 de abril de 2020

La Virgen del Rosario en la epidemia de Cólera de 1854 y el Padre Juan Moreno


Fragmento del grabado conmemorativo de la
inauguración del camarín en 1776
Conocida es la intercesión milagrosa de Jesús Nazareno en la epidemia de cólera morbo asiático que azoto a nuestra ciudad desde julio a octubre de 1854. El día 23 de agosto concluía en el Convento de Santa María una solemne novena de rogativas y en la mañana del 24 se trasladaría la imagen de Jesús Nazareno a la Santa Iglesia Catedral, tras la autorización del Obispo de la Diócesis, Excmo. Sr. D. Juan José Arbolí. Previamente el traslado había sido rechazado por el alcalde Sr. D. Diego de Herrera Dávila basándose en una Real Orden publicada por el Ministerio de Gobernación que prohibía las procesiones de rogativas en las ciudades que hubieran declarado la epidemia. Conocida la negativa, se le envía una petición formal al gobernador civil de la provincia de Cádiz, Sr. D. Francisco de los Ríos Rosas, firmada por mas de doscientos devotos y que recoge que el traslado se realizará “con las precauciones necesarias, cual es el venir por el Campo a una hora temprana y que no moleste el calor ni la afluencia de gente”. Finalmente el traslado es autorizado solo un día antes del previsto. El Señor permanecería en la Catedral situado junto con los Santos Patronos hasta el fin de la epidemia. El Comercio de Cádiz en su edición del día 6 de septiembre recoge lo siguiente: “El culto a Nuestro Padre Jesús Nazareno, cuya sagrada imagen permanece aun en la Santa Iglesia Catedral, es quizás el que mas ha despertado la fe y la piedad de los gaditanos. Lo mismo por la mañana que por la tardes ve allí numeroso pueblo haciendo los piadosos ejercicios, dispuestos con aprobación de nuestro digno prelado, que asiste a ellos diariamente, por los devotos de la misma sagrada Imagen, cuyo celo religioso merece los mayores elogios”.

Grabado de Jesús Nazareno utilizado
en una convocatoria de cultos de 1867
En octubre se da por controlada la epidemia, contabilizándose desde julio a dicho mes 1603 fallecidos más que en el mismo periodo del año anterior en nuestra ciudad. El día 19 se celebraría una misa y Te-Deum en acción de gracias, a la que asistieron la excelentísima diputación provincial, todas las autoridades y corporaciones, los jefes y oficiales de los cuerpos de la guarnición y de la Milicia Nacional y otras personas distinguidas de la ciudad, acompañando el cortejo desde el Ayuntamiento hasta la Catedral un batallón del Regimiento de Infantería de Jaén y cuatro compañías de la fuerza ciudadana. El templo se encontraba suntuosamente adornado y repleto de fieles, destacando la fervorosa plática que entonó con voz conmovida el prelado. 

Grabado de mitad del s.XVIII
El día 24 de octubre a las 6.30 de la mañana el prelado volvería a presidir un Te Deum y a continuación saldría la procesión que llevaría de vuelta al Nazareno a Santa María. La comisión de devotos encargada de los cultos de rogativas al Nazareno publica una hojilla con los fastos a celebrar en la que aparece el orden de la procesión y su recorrido, y cual es nuestra sorpresa cuando vemos que participa la Patrona. “Por disposición de nuestro prelado esta procesión será general, concurriendo el clero parroquial con las cruces y todas las cofradías y hermandades acompañando a las sagradas efigies de Ntro. Padre Jesús Nazareno y Ntra. Sra. del Rosario, la de los Santos Patronos y San Sebastian, abogado especial contra la peste, presidiendo el Ilmo. Sr. Obispo con su Cabildo”, además de 800 devotos con cirios. No sabemos si la Patrona fue trasladada a la Catedral para el Te Deum del día 19 o fue llevada para el celebrado el 24. Y si queda alguna duda de que se tratase de la Patrona la imagen que salio de la Catedral, nos la resuelve el recorrido que es el siguiente: Plaza de la Catedral, calle de Marrufo, plaza de las Tablas (la calle de Marrufo y la plaza de las Tablas conforman hoy en día la plaza de la Catedral), Pelota, Plaza Isabel II (San Juan de Dios) calle del Boquete (Plocia), Convento de Santo Domingo, donde se quedaría la Patrona, Santo Domingo, Campo de la Cárcel (Concepción Arenal), Convento de Santa María, donde se quedaría el Nazareno, y regreso por Santa María, San Juan de Dios, plaza de Isabel II, Pelota, plaza de las Tablas, Marrufo y Santa Iglesia Catedral. Como curiosidad, y de igual modo que en la Madrugada del Viernes Santo, al pasar el Nazareno ante la Cárcel Real fueron puesto en libertad dos presos, previa autorización de los jueces de la ciudad.

Portada, 1854
La intercesión de la Virgen del Rosario en esta epidemia aparece recogida en diferentes publicaciones pero en ninguna menciona nada sobre una posible salida de la Virgen. El padre Fray Ángel Ortega en su libro “Historia documentada de la Imagen y Santuario de Ntra. Sra. del Rosario, Patrona de Cádiz” de 1917, relata lo siguiente en referencia a la fecha que nos ocupa:

“Afligida, empero, la ciudad, en el verano del 54, por el cólera morbo que en breve tiempo arrebato de la existencia más de 1500 victimas, la circunstancia providencial de que comenzara a decrecer en los primeros días de Octubre, mes consagrado a la Virgen del Rosario, y el apostolado del P. Juan Moreno, excitaron la decaída piedad que solo estaba dormida; se restauró la procesión de todos los años y el pueblo sintió renacer en si mismo el amor y el entusiasmo antiguos de su Patrona. Por este tiempo, y con este motivo, comenzose a hablar de la conveniencia de pedir a la Santa Sede la confirmación canónica del antiguo patronato de la ciudad…”

Del mismo modo es contado por Hipólito Sancho de Sopranis en su libro “La Virgen del Rosario, Patrona de Cádiz y de la Carrera de Indias, y su Convento de Padres Predicadores” publicado en 1927.

Volviendo a lo escrito por el Padre Ángel nos centramos en el Padre Juan Moreno. Unos años antes, concretamente el 18 de agosto de 1835 se produce la exclaustración de los dominicos quedando el culto hacía la Virgen del Rosario muy mermado. Durante la ausencia de los frailes el convento pendió de un hilo pues desde el consistorio se pretendía derribarlo para la usar el solar como “estacionamiento de carruajes”, así como estación de ferrocarril, pero la Orden Tercera de Santo Domingo, propietaria de su capilla, y la familia Sopranis, descendientes de D. Antonio Moreno Estopiñán, quien cedió el primitivo solar para la construcción del convento a la Orden de Predicadores con una cláusula de retorno, impidieron el derribo del convento. También se pretendió usar como cuartel de penados. 

Portada, 1854
Durante esos años convulsos destaca la labor del rector del templo Fray Juan Moreno, religioso dominico exclaustrado que queda encargado del templo, y que logra su restauración en 1847 al encontrarse en un estado ruinoso y que impulsa una suscripción popular para la construcción de un nuevo paso para la Virgen en 1852. Además del conocido celo del Padre Juan Moreno con la Patrona es de destacar la labor de este religioso durante la epidemia de cólera, propiciando el uso del antiguo convento para hospital. Con la ayuda del Casino Gaditano prepara las cocinas del antiguo convento para realizar 200 raciones a partir del 15 de agosto. Tal fue la implicación del sacerdote que llega a caer enfermó. Así lo relata la “Memoria de actos filantrópicos del pueblo de Cádiz durante la última epidemia de Cólera Morbo Asiático”:

“Con todo no puede dejarse de notarse el desvelo cariñoso del presbítero don Juan Moreno, encargado de la iglesia de Santo Domingo, el que en el ya mencionado barrio de Santa María y en los otros a este inmediatos, socorrió desde un principio a gran número de familias necesitadas, llevando a los pobres pan y otros recursos que los fieles le proporcionaban. Dotado este virtuoso sacerdote de un corazón extremadamente sensible, no podía ver derramar lágrimas sin tratar de enjuagarlas con palabras de amor y de consuelo; y esto aumentó el aprecio en que se le tenía hasta un punto tal, que causó una impresión dolorosa en todo el vecindario, la noticia de que había sido invadido del mal del que curó felizmente.”

Una de las primeras fotografías que
existe de la Virgen del Rosario
Un año después, en 1855, el que fuera cura ecónomo de la Parroquia del Sagrario de la Catedral, además de ocupar la capellanía de la Iglesia de Santo Domingo y de la ya poco activa Archicofradía del Stmo. Rosario escribiría la famosa Novena del Terremoto. Durante su rectorado se consigue el nombramiento canónico de la Virgen del Rosario como Patrona de la ciudad. Este empeño en pro de la devoción hacia la Patrona y los servicios que le presta al vecindario del Barrio de Santa María le vale al sacerdote para que en 1867 sea nombrado capellán honorario de la ciudad según recogen las actas capitulares. Un año después, el día de la Festividad del Rosario, un grupo de revolucionarios propiciados por el estallido en nuestra ciudad de “La Gloriosa”, entran en el convento para buscar y destruir las maquinas e instrumentos de tortura de la Santa Inquisición, elementos que evidentemente no encontraron, teniendo el Padre Moreno que escapar por los tejados del convento. El que fuera durante 40 años el encargado del templo, y al que se le debe la construcción del altar del Sagrario o la colocación del reloj de la torre, moriría en 1875, en su convento, de donde nunca se quiso marchar, junto a la Virgen del Rosario.